Una Antorcha Encendida (Tercera y última parte)
Notas previas
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La Cosecha y el Dolor
Al comenzar la década del setenta comenzaron las ordenaciones de algunos de las vocaciones directas o indirectas. También llegó uno de los grandes dolores del padre, aquel niño que conoció a los siete años y que creció y se crio en La Salud, aquel joven scout y jocista que milito en al apostolado cristiano, aquel joven que acepto con fidelidad la vocación al sacerdocio, aquel sacerdote que moldeado por Cristo en la figura del padre Julio, había realizado una labor excelente en la Iglesia de Buenos Aires, ese hombre de Dios había entregado su alma al Cielo en un camino cordobés, cuando buscaba un lugar acorde para el campamento con los scouts de la Parroquia de San Pedro, en la que era párroco. En aquel noviembre de 1971, el padre tuvo el accidente donde vuelca con la estanciera y fallece en el acto, junto a él iba el diácono, fruto de su sacerdocio, Carlos Lojoya que salvó su vida milagrosamente. Aquel hombre de cuarenta y seis años se moría tempranamente y el padre Julio había perdido uno de sus primeros hijos espirituales, por el que lloró largamente.
Esto demuestra la humanidad del padre, el corazón sacerdotal, que es corazón paternal, si bien estaba lleno de la esperanza cristiana en la Resurrección, no menos cierto que humana mente esta muerte no esperada quebró e hirió ese corazón de padre espiritual, que solo a través de la Virgen y la Eucaristía encontraba el consuelo.
Este hecho no hace más que engrandecer más aún la figura del padre Julio Menvielle, en su persona de sacerdote y pastor.
Su última Lección
Corría el turbulento año de 1973, el ambiente social estaba convulsionado, había asumido Cámpora en mayo y el 20 de junio habían ocurrido los hechos de Ezeiza, en el regreso del Perón y los grupos armados guerrilleros habían aumentado sus acciones en el último tiempo, si uno recorre los diarios ve hechos de secuestros y atentados permanentemente.
El padre había sido amenazado e incluso habían baleado la puerta de su casa en la Santa Casa de Ejercicios, en este contexto ocurre el accidente que lo conduce a la muerte, por eso sumado a que el vehículo tenía la titularidad de la municipalidad de Lomas de Zamora y estaba asignada al intendente, hay muchos que dudan de la hipótesis de un accidente. Sin embargo, Antonio Caponnetto dice que oportunamente, han hecho una investigación y llegaron a la conclusión de que la hipótesis del accidente era válida[1]. Hoy sabemos que se está volviendo a investigar aquellos acontecimientos que al padre Julio.
La tarde / noche, del martes 26 de junio de 1973 el padre se encontraba cruzando la Avenida 9 de julio en su intersección de la Av. Independencia (a metros de la Santa Casa de Ejercicios, donde vivía), cuando el Ford Falcón[2] con la patente “1” de Florencio Varela conducido por Alcides Cortes arrojó al padre, causándole politraumatismos en todo el cuerpo y un traumatismo en el cráneo, el padre fue trasladado inmediatamente al Hospital Ramos Mejía en la calle Urquiza al 600 y luego trasladado al sanatorio San José[3].
En esos días de hospital, el padre ofreció todos sus dolores por la Iglesia y la Patria, por los sacerdotes y seguramente por Versailles y cada uno de sus vecinos. Sabía de su final, así lo atestiguan varios entre ellos el padre Sánchez Abelenda, como veremos enseguida. Recibió varias visitas, entre las que estaban la del Sr. arzobispo Coadjutor de Buenos Aires, monseñor Juan Carlos Aramburu. La de su sobrino, el todavía padre Jorge Menvielle SDB, quien escuchó de sus labios, aquello de que “la primera Redención vino por Cristo, la segunda vendrá por la Santísima Virgen”[4]. Del padre Osvaldo Ganchegui, quien estuvo a su lado en La Salud y quedó a cargo de la Parroquia luego, nos contaba Silvia Ortiz de Belardich[5], que él le dio la Unción y el padre le reclamaba que no se olvide de las piernas, “las piernas Ganchito, las piernas”.
En el homenaje a los cuarenta años en el Instituto de Filosofía Práctica, uno de los disertantes contó una anécdota que Agustín de Beitia trae más detalladamente en su artículo del diario La Prensa, a partir del testimonio del padre Hidalgo quien, “reproduce un sobrecogedor diálogo que se produce entre Meinvielle y el padre Raúl Sánchez Abelenda (1929-1996), otro sacerdote tradicionalista, muy cercano al padre Julio, quien sería designado al año siguiente decano de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires. «Meinvielle -dice Hidalgo- se encontraba en la Clínica San Camilo en los últimos momentos de vida, pero estaba lúcido y estaba bien.
El padre Sánchez Abelenda le preguntó entonces si entendía la situación en la que estaba, la gravedad del momento que estaba pasando, a lo que el padre dice: ‘sí, sí, perfectamente’”», cuenta Hidalgo.
«Y entonces -continúa su relato- el primero preguntó: ‘¿qué nos deja, padre, en caso de que usted se vaya, como testamento, como última palabra?’
“El padre Julio le dice: ‘¿qué querés saber?’ Ante esta pregunta, Sánchez Abelenda responde: ‘Concretamente quiero saber si la Argentina tiene solución’. Entonces el padre le dijo: ‘humanamente no’. “Pero el primero insiste: ‘si me subraya, padre, la palabra humanamente, quiere decir que sobrenaturalmente sí”», añade Hidalgo.
«” Sobrenaturalmente sí’, le dice Meinvielle», siempre según esta reconstrucción.
«” ¿En qué podemos fundar esa esperanza?”, vuelve a preguntar el primero. Y la respuesta del padre Meinvielle fue: “En una sola cosa que queda: la devoción del pueblo cristiano a la Virgen”»”[6].
Como fruto de una “insuficiencia respiratoria aguda”, a las 22 hs*[1]. Del jueves 2 de agosto, “entrelazando en sus manos el Rosario”, según testimonios, el padre entrega su alma al Señor.
“Salta el Trampolín para la Eternidad, a ese lugar que él tanto predicó, a ese lugar que tantas veces enseñó”[7], a ese Campamento con el Gran Jefe en el que ya está con la mayoría de sus primeros Exploradores. A ese último fin al que él llega aquel jueves, debe ordenarse todas las acciones humanas, en el orden individual y en el orden social, así lo vivió, así lo enseñó.
Velatorio y Exequias
Una multitud lo veló en el Ateneo Popular de Versailles el viernes 3 de agosto, donde los scouts católicos hicieron la guardia de honor[8]. El sábado 4 de agosto a las 9:30 hs.[9], una nutrida cantidad de familiares, feligreses, vecinos, comerciantes, discípulos, hombres de armas, amigos y camaradas colmaron el enorme templo construido a la Virgen de la Salud, por el padre Julio. Según la nota de Beitia en La Prensa y algunos testimonios que no están muy seguros, presidió la celebración el Arzobispo coadjutor Juan Carlos Aramburu y con él concelebraron doce sacerdotes, al observar las fotos que tengo a mi vista del funeral, es probable que haya concelebrados algunos más, pero este será un dato a confirmar en futuras investigaciones. Sabemos que entre los sacerdotes concelebrantes se encontraban los padres Mugica y Aguer (recientemente ordenado).
Al finalizar la Misa exequial, el señor Ángel Tachella que acompañó muchos años al padre en Versailles, despidió “al sacerdote católico, al sacerdote piadoso, al sacerdote que, amando a los pobres, amaba a sus hermanos en Cristo; al sacerdote que nunca cobró un casamiento; al sacerdote que nunca cobró un Bautismo o casamiento; al sacerdote que siempre tenía una palabra justa y un consejo sano. Al sacerdote tan humilde, que había dejado atrás su apellido para llamarse solamente padre Julio” [10]. Lo hacía en su nombre y en nombre de toda la feligresía y del barrio al que el padre amó aún antes de llegar.
Exequias (fotos: JEHV) |
Sus restos fueron trasladados1 al Cementerio de la Chacarita, en el Panteón de la familia Ortiz, aquella primera familia que lo recibió en 1933 y que estuvo siempre a su lado. Allí hubo varios discursos[11], hubo uno que resaltó por la “voz clara y vibrante”, que hablaba con “conceptos claros, conceptos firmes respecto de lo que el padre Menvielle era, como teólogo”[12].
Quien hablaba, era el “mejor de sus discípulos”, como tantos han llamado al Dr. Carlos Sacheri, y por tanto uno de los mejores discípulos de Cristo, quien un año después tendría la palma del martirio. Mártir verdadero, que no necesita convertir accidentes en asesinatos, por vía judicial, no quienes le acribillaron como lo habían hecho con Jordán Bruno Genta, dieron razón clara del martirio: “ser soldados de Cristo Rey”.
Decíamos, Sacheri dio un fogoso y profundo discurso para despedir con congoja, pero también con esperanza cristiana, al maestro; a esa “figura excepcional” que Dios puso en un tiempo muy complejo de la Patria y de la Iglesia entre nosotros; al “filosofo cristiano”, que consagró toda su vida, “toda su obra, toda su capacidad, todo su testimonio” a la “difusión de la Verdad”; al “más ferviente apóstol en la Argentina” de Santo Tomás; al “intelectual combatiente” [13] que “no faltó a ningún combate”[14]; “al mayor «Teólogo de la Cristiandad»”[15].
En ese cementerio que lo tuvo por capellán, descansarían por un tiempo sus despojos mortales, hasta que hiciera el camino inverso y regresará al atrio de la Parroquia Nuestra Señora de la Salud.
Volvió y Vela por Versailles, la Iglesia y la Patria
Sus amigos, la comunidad de Versailles y sus discípulos se pusieron en campaña para que los restos del padre descansaran definitivamente en su parroquia, encontraron en las autoridades eclesiásticas de entonces, desde el párroco hasta el arzobispo coadjutor, todas las trabas que ponen los pequeños ante la inmensidad de los grandes de Dios. La principal fue no dejar que ingrese al Templo, tuvieron que contentarse con hacer una sepultura en el atrio de la Iglesia, antiguo patio de juegos.
El Cardenal Caggiano reza ante el féretro (JEHV) |
Inhumación de los restos del Padre Julio en Versailles (JEHV) |
La tumba tuvo una construcción con las precauciones necesarias en virtud de ciertas amenazas sobre posibles atentados a los restos del padre Julio.
No tengo ahora la fecha exacta y los detalles los restos de cómo fueron traídos sus restos a Versailles, sin embargo, hay una foto que indica que otra vez la multitud se reunió en el lugar, participó de la Misa, que probablemente haya celebrado el Cardenal Caggiano y concelebrado varios sacerdotes, luego de la misma se realizó el traslado del féretro al atrio y se realizó la sepultura final. A pesar de las resistencias el padre Julio, volvía al barrio y a su parroquia a la que tanto amó. Allí quedaron inhumados, definitivamente, sus restos. [16] Sobre su tumba se puso una placa de mármol que reza:
“Padre Julio Menvielle
1905 – 1973
AMÓ LA VERDAD”.
En aquella oportunidad el padre Néstor Sato escribió un hermoso poema:
Sacerdote según Cristo,
vigía y testigo de la verdad,
un elegido
para la caridad intelectual.
Fue intransigente con el error.
No conoció la cobardía
del apaciguamiento
ni la complicidad
de la concesión.
El mundo moderno,
profeta y precursor
de la bestia,
vientre burgués
preñado de ídolos.
no obtuvo de él
ni el esbozo de una sonrisa,
menos aún, la genuflexión.
El sólo dobló sus rodillas
ante la Trinidad Santísima
y ante la Madre del salvador.
Tuvo la impaciencia
de los consagrados,
tuvo el coraje de la fidelidad.
Combatió por amor,
no faltó a ningún combate
fue jefe en las gestas de Dios.
Ocultó su corazón de niño
bajo la coraza de un guerrero,
permaneció un sencillo
bajo la toga del maestro.
Lo descubrieron así los pibes
de los barrios bravos,
y los hombres cotidianos,
los que sufren sin palabras
y mueren sin aplausos,
los que aprenden y trabajan
y transpiran en silencio,
los que creen con pudor
y llevan a Dios como un secreto.
Mas también lo comprendieron
los locos aventureros
que en las profundidades,
buscan la raíz de los misterios,
y aquellos que no se resignan
a dejar este mundo en manos
de los ingenieros del infierno.
La Iglesia fue su vida,
la patria su herida.
Orientó la construcción
de la ciudad terrestre,
para que todo en ella
mirara a la ciudad Celeste.
Eso le costó persecución.
la cárcel,
y el ataque de manos asesinas.
La marginación
fue castigo a su valor
su destierro y su isla.
Hoy, ausente en Dios,
nos ha dejado su ejemplo
y su pensamiento,
como piedras elegidas,
para que sigamos construyendo
la catedral de la vida.
Descanse él en paz.
Padre Néstor Sato
La tumba quedó así, sin ningún reconocimiento mayor por muchos años, una falsa idea sobre la humildad le negaba un justo reconocimiento, que un hombre de su talla merece.
En 1990, con el arribo del nuevo arzobispo y su visita a Versailles, le susurramos y pedimos como jóvenes, que éramos, de Versailles, interviniera para demarcar mejor la misma. Monseñor Quarracino parece haber escuchado y pronto se pusieron unas cadenas que demarcaban la sepultura. Hemos de decir que hacía algunos años los Rovers del grupo scout, habían querido hacerlo, pero, el párroco del momento no los había dejado. Aquí también se necesitó el cambio de párroco para que esto fuera posible.
La estupidez y estrechez de las “capillitas intelectuales”, la miseria de los pusilánimes logró el efecto contrario que buscaron, se olvidaron de que Dios está en el centro de la historia y escribe derecho en renglones torcidos. ¡Si hubiesen leído a Menvielle, lo sabrían!
Aquella sepultura se convirtió en lugar de peregrinación y oración. Allí acudían y acuden: vecinos, amigos, seminaristas, sacerdotes, antiguos scouts, hasta Obispos a rezar por el alma del padre Julio y pedir alguna gracia. Tengo presente alguna gracia muy especial pedida, a poco de morir Menvielle, por una antigua vecina de Versailles, que fue pronto concedida.
Yo mismo desde muy pequeño aprendí a rezar por los difuntos en esa tumba, y cuando ya era un jovencito, habiendo conocido la vida del padre Julio, pedía por las vocaciones y los sacerdotes, ruego que mantengo cada vez que tengo el honor de ir a la Parroquia.
Algo así decía la oración que digo, que por supuesto no tiene aprobación eclesiástica alguna:
Señor, tú que has llamado a la gracia del sacerdocio a tu hijo Julio Menvielle, y que él ha respondido con generosidad, ejerciéndolo con santidad, configurado con tu Hijo Sacerdote Eterno.
Haz que, por su intermedio, haya una primavera de vocaciones y de santidad sacerdotal en la Argentina y en Buenos Aires.
Por Cristo Nuestro Señor Amén
Luego rezaba una Salve.
A los Veinticinco Años, el Primer Gran Homenaje
Digamos algo ya que, creo ha sido el único gran homenaje que hizo la jerarquía y fue hace veinticinco años, pero tiene una historia especial. En Versailles, los antiguos scouts lo hacían anualmente, una Misa de Domingo a la mañana, oración sobre su Tumba, saludos scouts, el tradicional Salve, Salve, Salve a la Virgen con el revuelo de boinas y luego un chocolate, con la firma del tradicional libro. Acudían desde distintos lugares, varias agrupaciones, muchas fundadas por Antiguos Scouts.
En agosto de 1997, Atila Torghele, vecino de toda la vida de mi casa, me impulsa con una simple pregunta, a escribirle al Cardenal Quarracino pidiéndole un homenaje como, entendíamos el padre Julio merecía de parte de las autoridades eclesiásticas. El Cardenal, durante los ocho años de su pontificado en Buenos Aires, se ocupó personalmente de rendir homenaje a varios sacerdotes que estaban olvidados y que habían hecho un gran aporte a la Iglesia (Castellani, Francheschi), por lo cual pronto respondió con generosidad e indicó como sería el homenaje e incluso habría permitido el ingreso de los restos, según me comento un feligrés que participó en la reunión de COPAPAS, donde se leyó la carta y que me dijo: “lograste lo que nosotros no pudimos en 25 años”, no había mucho mérito, habíamos escuchado al sacerdote que nos indicó ante la consulta, “esperen el cambio de Arzobispo” y cuando eso se dio vimos como el Cardenal actuó y lo actuamos en consecuencia.
Desconocemos como se armó la comisión ya que el párroco nunca me convoco, ni me hizo mención alguna de lo que había dispuesto el Cardenal. También desconocemos porque se decidió no hacer el ingreso de los restos, aunque creemos que las características con las que está construida la tumba, dificulten el traslado, aunque no descartamos la mala voluntad de las autoridades.
Lamentablemente el Cardenal falleció en febrero, por lo que pronto hicimos presión para que la cosa no quede en la nada.
La comisión armó una semana de homenajes con neto corte scouts por cierto, entendible porque tuvieron la influencia de los antiguos Scouts y tengo para mí que en Versailles hay como una apropiación desde el scoutismo de la figura de Menvielle, lo cual es entendible, pero a la vez reduce la imagen de la gran personalidad a la fundación del scoutismo católico, dejando de lado todas las otras acciones en el barrio y toda su obra intelectual y formativa.
Se hizo además un recordatorio, se colocó una reja perimetral en la Tumba, decorada con la Cruz y la flor de Liz, símbolo por excelencia del scoutismo. Los antiguos scout hicieron una placa que se bendijo el 2 de agosto, también se debió bendecir una placa que sus discípulos y amigos donaron para colocar junto a la Tumba, la misma tenía los versos del padre Sato, hubo que enfrentarse nuevamente a las pusilánimes mentes ya sea en jerarquía, ya sea en los laicos que se “adueñaron” del homenaje.
Durante esa semana fueron varios sacerdotes que celebraron las Misas y dedicaron las homilías a recordar al padre Julio:
Lunes 27 de julio: Presidió Pbro. Omar Di Mario, capellán scout en aquel momento;
Martes 28 de julio: Estaba programado Monseñor Villena, Obispo emérito de San Rafael, quien no pudo venir, por temas de salud, y terminó presidiendo el Cura Párroco, José M. Casadevall, el Obispo vendría tiempo más tarde a celebrar y homenajear al p. Julio;
Miércoles 29 de julio: Celebra, el padre Guillermo Alas, antiguo capellán scout, profesor del seminario, quién destacó muy especialmente la obra intelectual del padre Julio.
Jueves 30 de julio: Fue el turno del padre Herrera Gallo, que conoció al padre de laico en la USCA y que a la postre fue sacerdote y capellán de la institución. Habló de las huellas que dejó el padre y destacamos sus palabras sobre los principios y fundamentos de la fundación de la USCA y la necesaria oposición a la masonería inserta en el movimiento scout laico. Recalcó que dejo huellas: Fue “un tipo generoso, que piso fuerte, tan fuerte que dejó huellas en el camino. Huellas con ideas, no solo pozos, no solo charcos. Pero para tener siempre los pies en la tierra y la cabeza en el infinito”2
Viernes 31 de julio: Le tocó al padre Guerra, quien también valoró la figura del padre Julio en relación al scoutismo;
Sábado 1 de agosto: Presidió su sobrino, Monseñor Jorge Menvielle, concelebraron el párroco, el padre Sato y si no recuerdo mal el padre Guerra. El Obispo de San Justo vino acompañado de sus familiares, de los grupos scout de su diócesis y de la de Lomas de Zamora, en las que se crearon las ADISCAS (Asociaciones Diocesanas de Scout Católicos) con el fin de conservar el espíritu de la USCA, disuelta al ceder la CEA al scoutismo laico y masónico. Destaquemos que Monseñor habló con claridad del amor del padre Julio a la Iglesia, a la Virgen y a la Eucaristía, al finalizar la Misa rezó un responso en la Tumba que ya se destacaba con las rejas.
Domingo 2 de agosto: Se cumplían los 25 años de la muerte del padre y la Misa fue celebrada por el entonces arzobispo de Buenos Aires, monseñor Bergoglio, dado que el Cardenal Quarracino había, lamentablemente, fallecido en febrero. En aquella celebración dio gracias desde la Arquidiócesis por la figura del “párroco fundador”, ya que no tuvo la delicadeza de nombrarlo, lo cual ciertamente enfureció a varios, entre los que me encuentro. Luego rezó en su Tumba, también sin nombrarlo, bendijo la placa de los antiguos scout, la otra permaneció por su ausencia y hasta hace algunos años seguía en la arrumbada en los muebles parroquiales, las promesas de ponerla en la sacristía u otros lugares nunca se cumplió, molestaba la referencia al mundo moderno y de que no obtuvo “ni el esbozo de una sonrisa´´ del padre Julio. Claro que, a la luz de los actuales acontecimientos eclesiales, vemos que en ellos el mundo moderno encontró y encuentra permanentemente la sonrisa, la genuflexión y la rendición ante sus mandatos.
Hoy ha vencido la teoría de no destacar la tumba, hicimos toda la resistencia que pudimos, pero igualmente le sacaron las rejas. No obstante, la tumba sigue y seguirá siendo destacada, seguirá siendo lugar de peregrinación y oración de muchos. Los animó a ir a rezar junto a sus restos siempre que puedan, recen por la Iglesia, por la Patria y por tantos sacerdotes fieles cancelados...
Un Homenaje no esperado
Deber de justicia, es reconocer cuando las cosas se hacen bien. En 2013, el flamante arzobispo de Buenos Aires vino a celebrar la Santa Misa de las fiestas patronales en coincidencia con los ochenta años de la Parroquia. En la homilía monseñor Poli, lo mencionó con nombre y apellido con cariño y agradecimiento. En un momento, en el Altar, se dirige al párroco, sin que nadie se lo propusiera y le dice: “al terminar la Misa voy a ir a rezar a lo de Julio”, así lo llamaban los scouts con mucho cariño. Esto lo repitió el hoy, Cardenal, cada vez que vino a la Parroquia.
Un Antorcha que debemos mantener
Hace veinticinco años decíamos nos preguntábamos si no debíamos tomar la antorcha encendida en los corazones de los que vivieron junto al padre y darle nueva fuerza, En este tiempo hicimos todo lo que estuvo a nuestro alcance para hacer conocer al padre y su obra, para seguir iluminando no con la luz propia sino con la Luz que es Cristo. Esa luz fue llevada por el padre a lo largo de su vida, fue claramente una antorcha encendida con la luz de Cristo. Son tiempos profundos y difíciles, las semillas envenenadas contra las que el padre se levantó a tiempo y a destiempo, han dado ya el fruto amargo en el mundo y en la Iglesia. Hay que formar y pasarles la posta a las nuevas generaciones, hay que prepararlos para que puedan dar la respuesta católica en el tiempo que les toca vivir, que como decía el padre Lojoya es el mejor tiempo que tenemos porque es el que la Divina Providencia nos da para alcanzar nuestro último fin.
Tenemos que dar nosotros esa respuesta católica y motivarla para que los más jóvenes lo hagan. Esa respuesta, como dice el Padre Julio Menvielle, es una sola: “que seamos católicos. Y como católico significa únicamente santo, tratemos verdaderamente de ser santos”, ser santos es tener “vida sobrenatural” que “no consiste en hablar y pensar de la santidad. Es vida. Si es cierto que toma raíces en la fe, o sea en el conocimiento sobrenatural de Jesucristo, no culmina sino en la Caridad, que es el amor de Dios sobre todas las cosas y del prójimo por amor de Dios.” Pues, entonces, “a vida católica, plenamente vivida en el ejercicio de la caridad nos impondrá, por añadidura, una fisonomía católica en las manifestaciones puramente humana de la vida: en arte, ciencia, economía y política. La sobreabundancia de la caridad dará lugar a un arte, ciencia, economía y política católicas” y así construir la Cristiandad a la que estamos llamados, primero dando el combate en nuestras vidas y luego en todo el orden social.”
Resuenan, pues las palabras del padre Julio [17] a la juventud argentina, que tienen plena vigencia y que debemos hacerla carne en nuestra vida para invitar a los más jóvenes:
“Oíd argentinos, el grito de ataque.
Clarines vibrantes nos mandan luchar.
Por Cristo y su Iglesia librar el combate,
Que la Patria Antigua resucitará.
Conservando bien alto
La bandera sagrada,
Que en Luján es el manto,
De la Virgen amada.
Nuestra tierra gloriosa,
Para siempre ha de ser,
La nación victoriosa,
Que jamás dejó de vencer.
De pie juventudes, venid con nosotros.
Librad el combate los héroes que están,
Con Dios en la Gloria sirviendo de ejemplo,
En el recio temple de la Cristiandad.
¡Padre Julio Ramón Menvielle!
¡Presente!
¡Viva Cristo Rey!
Supla la Gracia la deficiencia de la Pluma
Lic. Marcelo Eduardo Grecco
Director
El Caballero de Nuestra Señora
[2] La nota que trata sobre el tema menciona un Ford Falcón, no hace referencia a camioneta de la que muchos hablan, es probable que haya sido la Ford ranchera, seguiremos investigando para ser más exactos en los datos en próximas publicaciones de este trabajo.
[3] Cif. (“Sigue Grave el Presbítero Menvielle”) Noticia en el diario La Nación 28/06/1973
[4] Monseñor Jorge Menvielle, homilía del 1-08-1998 en ocasión del vigésimo quinto aniversario de la muerte del padre Julio
[5] Silvia permaneció a su cuidado ese último tiempo, hija de una de las familias de Versailles que primero recibieron al padre Julio. De una fe inquebrantable y un amor de hija hacia el padre, falleció unos meses después de que se pudiese celebrar un digno homenaje al padre en 1998.
[6] Agustín De Beitia, “Meinvielle, Profeta Incomprendido”. Diario La Prensa 30/07/23 (En delante de Vedia)
* Según figura en su la Partida de Defunción emitida el 3 de agosto, donde figura la certificación del Dr. Alberto Eduardo Loedel. Según esta partida estuvo a cargo de los trámites su sobrino el padre Jorge Arturo, quien fuera Obispo de Concepción Tucumán y San Justo y Rubén Tunes, quien fuera uno de los dueños de la Cochería Tunes Hermanos.
[7] Padre Herrera Gallo, Homilía 29-07-1998 en el homenaje al padre Julio en la Parroquia Nuestra Señora de la Salud, por el vigésimo quinto aniversario de su muerte.
[8] Mi hermano, en ese entonces un joven scout, siempre ha recordado que él ha estado presente.
[9] Según refieren los datos de los Avisos Fúnebres y las necrológicas del viernes 3 y sábado 4 de agosto de 1973, de los diarios La Nación y La Prensa.
[10] “Palabras de un feligrés”, publicado por el padre Buela en su trabajo, ya mencionado
[11] Padilla en el Instituto de Filosofía Práctica habla de tres discursos.
[12] Testimonio del Dr. Mario Caponnetto, presente en ese momento, en la charla “Julio Meinvielle: Patriota Del Cielo Y La Tierra”, en el canal de YouTube La Brigadier General, en Julio de 2022
[13] Dr. Carlos Sacheri R.P. Julio Menvielle In Memoriam, publicado por el padre Buela en su trabajo ya mencionado
[14] Poesía del padre Nestor Sato
[15] Dr. Carlos Sacheri R.P. Julio Menvielle In Memoriam, publicado por el padre Buela en su trabajo ya mencionado
[16] Hay muchas especulaciones sobre si los restos estaban ingresados en la parroquia por debajo, burlando las directivas. Hace unos años Couselo, vecino de nuestro barrio y que trabajo personalmente en la construcción del sepulcro me indicó que no era así y que los restos están exactamente dónde está la placa. Esto quedó demostrado con las recientes excavaciones realizadas para la construcción del Cinerario Parroquial
[17] Según refiere la tradición es letra del padre Julio
Gran recuerdo del Padre Lojoya. Felicitaciones por el blog. Gracias por el ofrecimiento. Un abrazo
ResponderEliminarMuchisimas gracias Doctor.
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