In Memoriam: Monseñor Juan Antonio Baseotto
Ha fallecido uno de los mejores
Obispos que han quedado de la Iglesia que peregrina en la Argentina, sino el mejor.
Un Obispo que ha sido ninguneado por sus pares y perseguido por los enemigos de
Cristo. Ha muerto un gran pastor, un verdadero pastor. Monseñor Juan Antonio
Baseotto, ha sido, sin duda, un pastor con olor al Buen Pastor.
Ordenado sacerdote en 1957, como
miembro de la Congregación del Santísimo Redentor (Padres Redentoristas). Acompaña
como sacerdote, durante varios años, al Siervo de Dios Monseñor Jorge Gottau de
la misma congregación, en la Diócesis de Añatuya, Santiago del Estero. En ella,
el Siervo de Dios hizo una obra de evangelización y de promoción de las personas
con mucha caridad, creando la Colecta Más por Menos. En épocas sumamente difíciles
para el país y para la Iglesia monseñor Gottau y su sucesor, monseñor Baseotto,
tuvieron que enfrentar a los propios, que habían errado el camino en teologías
distorsionadas y que habían motivado el uso de armas.
Obispo coadjutor primero y luego
Obispo diocesano, recordemos la diócesis más pobre del país, se ocupó de las
almas y de la formación del clero. Desde la Catedra defendió la vida y la
Verdad, en los comienzos de los años 2000, levantó la voz alertando sobre un
posible ingreso de células de la FARC entre los más pobres, recordemos que esta
célula combina el terrorismo con el narco, esto nunca se lo perdonaron y ha
estado oculto en el odio generado a partir de una carta que le provocó gran persecución.
En 2002 fue nombrado Obispo
Castrense, donde se ocupo de la familia de las Fuerzas Armadas, cuidando
también la formación del laico y del clero. En 2005 hizo un acto de caridad
hacia los jóvenes y hacia un ministro que ponía en peligro su alma y las almas
de los jóvenes, el Obispo usó, entonces, una clara advertencia del Señor Jesús,
con respecto al escándalo que se provoca en los pequeños. Aquella lucha contra
las teologías y las advertencias contra las FARC hizo que algunos hayan
difamado al Obispo y le limiten su ministerio desde un gobierno que tenía una
ideología muy cercana a estos enemigos. El Obispo lo ha tomado con grandeza y
con magnanimidad, continuo en su puesto con la prudencia necesaria, pero siguió
trabajando por el bien de las almas hasta que Benedicto XVI le acepto la
renuncia por motivos de la edad. Debemos aclarar que sus hermanos en el
Episcopado callaron miserablemente y no lo apoyaron públicamente, si bien y,
según sus propias palabras, muchos lo apoyaron privadamente.
En otro aspecto que el Obispo se destacó,
es en el cuidado de la liturgia y su apoyo a los fieles que entendieron que el
rito extraordinario, en el decir de Benedicto XVI, le acercaba de manera más plena
al Señor. Celebrando él mismo de este modo el Santo Sacrificio de la Misa.
No tuve el placer de conocerlo, solo me lo cruce una vez en el instituto de Filosofía Práctica, en un homenaje al padre Menvielle, sin embargo, tengo claro que ha sido un buen pastor y por ello sufrió persecución y difamación en su vida y también hoy en su muerte. Nosotros y muchísimos fieles de la familia de las fuerzas Armadas y de su querida Añatuya, sabe de su fidelidad al Verbo Encarnado, por eso no dudamos en dar gracias a Dios por su vida y pedimos por su alma. Rezamos y rezaremos por él, para cumplir su última voluntad: “Lo importante es que no dejen de orar por el eterno descanso de quien usó esos huesos por tantos años”*
Descanse en paz, querido
monseñor Baseotto
Marcelo Eduardo
Grecco
Director
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