Padre Julio Menvielle, Una Tumba Destacada, para un Hombre Destacado

 

Muchas son las tumbas que hay en los templos, pero algunas se destacan más que otras y ese hecho tiene un sentido como acción de reconocimiento al bien realizado en su vida., sin que esto haga mella en la humildad del homenajeado.

Hay muchos a quienes se les niega ese reconocimiento que merecen, en justicia, sin embargo una tumba destacada es mucho más que un reconocimiento, es un testimonio que aquellos conocieron la obra y se beneficiaron de la santidad, dejan a las nuevas generaciones.

 Hay muchas tumbas que abandonadas, dejan en el olvido a quienes allí descansan y al bien realizado, que debe ser ejemplo a seguir.. Muchas veces, ese abandono es adrede como una forma de minimizar y ocultar su persona, e insisto no es que él haya querido el honor humano, sino que lo merece en deber de justicia.

 Cuando uno ve una tumba destacada se pregunta por ¿quién fue?  ¿que hizo este hombre para merecer ese honor?

Hay muchos que sumidos en el discurso de la falsa humildad y de una igualdad, que contradice la justicia, reniega o quieren hacer renegar del justo homenaje.Sin embargo, todavía habemos muchos quiénes deseamos recordar y homenajear a nuestros mayores, como símbolo de agradecimiento a Dios por el bien que han hecho y como testimonio para las nuevas generaciones de que es posible imitar a Jesucristo.

 Cuando eran devueltos a Versailles los restos de aquel que había sido, por cuarenta años, su Pastor, el enemigo de Dios y de la Iglesia,uso de esas mentes pequeñas y miserables para no dejar que sean ingresados al Templo y son muchos quienes quisieron que su tumba se confundiera, al pasar los años, con las demás baldosas del atrio queriendo opacar  la memoria del buen pastor,. Aquella acción perversa no rindió los malos frutos esperados, porque el el recuerdo de su persona en quienes habían sido sus hijos espirituales, su comunidad, a quienes había formado en la Fe y en la vida,. Durante  los 25 años la tumba que pretendieron ocultar y pasar desapercibida, era un lugar de oración y peregrinación de muchos hombres y mujeres que conocieron personalmente o que le conocieron en sus obras. Laicos, seminaristas, sacerdotes y religiosos acudían a su tumba a rezar por él y a rogar su intercesión.

La tumba de Menvielle, queriendo pasar desapercibida, se convertía en el testimonio vivo de una presencia que había dejado "huellas y huellas profundas" - como dijera Herrera Gallo-.  Hubo de pasar un cuarto de siglo y el cambio de un Arzobispo para que en la Arquidiócesis de Buenos Aires se le rindiera un homenaje que pretendió ser justo, a requerimiento de su amada feligresía, de aquellos primeros scout, que estuvieron presentes.

A pesar de algunos miserables silencios de los sonajeros de turno, en aquella semana se escucharon voces agradecidas y justas que describieron a Menvielle en todo su esplendor, tanto en su obra barrial, intelectual, teológica, filosófica y periodística. Destaquemos al Padre Guerra, al Padre Herrera Gallo y al querido y recordado Monseñor Menvielle, quien celebró la Misa del 1 de Agosto junto a sus familiares y brindo una homilía llena de amor y devoción por Cristo, María y la Iglesia , destacando que eran los amores de su tío fallecido que había marcado el camino.

Hoy la tumba de Menvielle está destacada, en la puerta de su Parroquia, como está el busto de monseñor Francheschi en atrio de “El Carmen” del centro o como estuvo, antes que las bandas delictivas la robaran sin siquiera una palabra del arzobispo sucesor, la placa en la puerta del departamento del Padre Castellani, en la calle Caseros.  Tres homenajes, tres hombres, tres sacerdotes "claves de su tiempo" para la Iglesia en la Argentina, en el decir del Cardenal Quarracino.  Tres homenajes que el Cardenal hizo en razón de la justicia denegada por mucho tiempo.

Aquella especie de corralito que hoy rodea la Tumba de Menvielle, fue hecho con esmero y dedicación por un scout de Menvielle, es hoy una forma de destacar aquella Tumba. Aquellas rejas donde se destacan el símbolo scout de la “Flor de Liz” y la cruz, son lo que la providencia y el buen Obispo han legado para que recordemos y dejemos testimonio a las nuevas generaciones del bien realizado por el Padre Julio Menvielle.

Quizás sea bueno, ahora mencionar, que merece ser destacada y se alza, entonces, en la puerta del monumental Templo, por él construido., en el corazón de su curato al que dedicó su vida.

¿Quién fue Menvielle?

 Fue el joven sacerdote que en la fiesta de San José de 1933 llegó a hacerse cargo de la recientemente erigida Parroquia de Nuestra Señora de la Salud, cuya Templo era un humilde capillita de chapa. Fue el sacerdote que amó a aquel barrio, al que no abandono hasta el día de su muerte, aún cuando ya no era su párroco.

 Fue el sacerdote que dedicó su pastoral a los niños y jóvenes, para quienes realizo grandes obras. El cine después de Misa, el scoutismo, los campamentos con toda su mística y su formación para los jóvenes, el ateneo, los grupos de la Suma.

 Del Scoutismo  debemos decir algo mas, al espíritu de Baden Powell el Padre Julio le dio una visión católica yen aquella primera agrupación, de Nuestra Señora de la Salud, se formó el germen de un Scoutismo Católico multiplicado a lo largo y a lo ancho de nuestro país.

 Fue quien supo legar al barrio un lugar de encuentro para todos los vecinos de Versailles, un lugar para que la juventud se formará a partir del deporte, el Ateneo Popular de Versailles. 

Fue el sacerdote que dialogo con todos, un dialogo pastoral y evangelizador. Hay un hermoso relato, donde se cuenta como el padre Julio logra que un padre socialista permita admitir en los sacramentos a los hijos y que al final de sus días le  pide a la familia al padre julio para que, antes de entregar su alma al Señor. reciba los sacramentos, antes de partir de regreso al Cielo.

 Fue el sacerdote por quien el barrio tuvo calles asfaltadas, el mástil en su plaza y ayudó a que las escuelas pudieran edificarse con premura.  Quien se ocupó de las necesidades de sus vecinos, incluso luego de cesar en sus responsabilidades de Párroco, como aquella vez que consiguió que un militante político (contrario a su pensamiento), que estaba detenidos, pueda ir al entierro de su padre.

Fue el filosofo, el teólogo, el hombre de la Doctrina Social de la Iglesia. El sacerdote de las grandes  conferencias. Fue quien vió los errores que iban a conducir a la esterilidad de la acción misionera de la Iglesia, en las falsas doctrinas que se iban adentrando en ella e incluso predijo los grandes males morales con daño enorme a la Iglesia, a partir de las horripilantes conductas de algunos de sus hijos, en especial sacerdotes.

 Fue el teórico, pero también el que hizo teología y filosofía práctica  llevando adelante a través de la misión, fue el que vivió y enseñó con su vida la Doctrina Social de la Iglesia, enseñando la justicia. Por ejemplo dando limosna a los pobres a cada uno según le correspondía, cuentan que tenía sobre su escritorio distintas columnas de monedas, cada una de un tamaño distinto y asignada a un mendigo, de acuerdo a un criterio de justicia y cada mendigo sabía cual era la suya. 

Conquistó almas para Cristo, ya sea como seglares comprometidos o como sacerdotes a los que ayudó en sus estudios, algunos de ellos llegaron a la plenitud del sacerdocio en el orden episcopal, el mismo que el Padre Julio,según cuenta la tradición no habría querido aceptar.

 Fue el sacerdote humilde que no dejó de vestirse como tal, su sotana se "le había hecho piel", por eso cuando los feligreses se unieron para hacerle una nueva, reclamaba a gritos la vieja, porque le habían sacado algo de su piel.

 Evidentemente, Menvielle, fue mucho mas que un simple párroco fundador,  fue sacerdote de Jesucristo, sacerdote que amó la Verdad y por el eso la anunció con voz potente, la predicó con una vida ejemplar, la defendió con la solida argumentación de los estudiosos y con la heroicidad de los guerreros y la legó a las nuevas generaciones no para que la escondamos sino para que imitándole amemos la Verdad y actuemos en consecuencia.  

Por todo esto y por muchísimo más, es que la tumba del Padre Julio no se confunde en el atrio Parroquial, sino que se destaca y así debe ser por su obra, pero sobretodo porque él no ha sido sino una antorcha que permanece encendida en aquellos, aun con nuestras debilidades, que descubrimos en sus obras no los pensamientos de un gran hombre, sino la obra de Dios.

 Hay muchos que aún no entienden que aquella tumba debe estar destacada para que aquella obra pueda ser imitada por las nuevas generaciones. Esas nuevas generaciones que peregrinan a aquel lugar, seglares, sacerdotes, seminaristas, religiosas para rezar por el buen pastor, pero para pedir la intercesión de quien ya se nos adelanto.

 Sin duda, aquella tumba es un testimonio. Un testimonio que algunos desearían que no existiera, pero quizás para ellos la Iglesia sea salgo de que vivir y no algo para vivir, sin embargo para el Padre julio “la Iglesia fue su vida”

 /Frente a aquella tumba solemos rezar:


 Señor Jesús, Único y Eterno Sacerdote, que llamaste a tu hijo Julio Ramón a participar de tu sacerdocio, el que ejerció de manera ejemplar, dando testimonio de entrega fiel en el anuncio de la Verdad y en el amor a la Iglesia, haz que descanse en tu Gracia y por su intercesión bendice a nuestra Patria con muchas y santas vocaciones que como él tengan un corazón sacerdotal semejante al Tuyo.  

 

Marcelo Eduardo Grecco


Nota: Publicamos esta nota que oportunamente habíamos realizado, motivados por algún pedido de sacar esa reja y hoy se tomo la decisión de sacarla algo que lamento mucho y que me parece una afrenta a todos los que nos esforzamos por que la misma sea destacada. Por eso en su cumpleaños vuelvo a publicar la nota.


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