Cierre de un Ciclo

 


Los restos mortales del Papa Francisco descansan ya, en el lugar que el mismo ha elegido, junto a la Virgen de la Salud del Pueblo Romano. Entendemos que ahora sí, podemos realizar algunas reflexiones sobre lo que ha rodeado este hecho de relevancia mundial.

El tratamiento dado por los medios, en especial los argentinos, ha dejado en evidencia la ignorancia supina de quienes daban las informaciones, en otros casos sus sesgadas opiniones por claras concepciones y posicionamientos en el ámbito eclesial y político. Desde los recalcitrantes progresistas y de izquierdas y los no menos, del conservadurismo más radical, que incluso han condenado al infierno a más de uno, despojados de toda confianza en la misericordia de Dios.

Ha vuelto la idolatría, como en el 2013, a la figura del Papa Francisco, un ambiente de papolatría barata, digamos que es bastante natural entre nosotros los argentinos, cuando vemos personajes que tienen alguna relevancia mundial. Claramente, no seremos nosotros, quien neguemos la relevancia que ha tenido mundialmente el, entonces Cardenal Bergoglio, al llegar a la sede Petrina. Ciertamente, todo el mundo ha vuelto su mirada a Roma, como lo hace habitualmente con todos los pontífices, pero permítanme que me niegue a ponerlo en un pedestal tempranamente, solo damos el culto de “Latría” a la Trinidad Santísima. En el comienzo de su Pontificado, el Papa Francisco hablo claro sobre esto, dijo con fuerza: “Yo no importo, solo importa Cristo”, aunque en el ejercicio del Pontificado haya personalizado muchísimo las decisiones y opiniones. Igualmente, muchos han puesto por encima de todo a Francisco, hoy hay quienes reclaman que el próximo Papa sea fiel a Francisco, cuando ha de ser fiel a Cristo.

En esta papolatría absurda hemos visto, desde el comienzo algunas atribuciones a Francisco de cosas que, por ejemplo, están establecidas en la liturgia. Recuerdo que, en la postración del Viernes Santo, salieron los argentinos a destacar como un acto de humildad del nuevo Papa, cuando es un signo litúrgico, mandado por la Liturgia[1], que realizan todos los sacerdotes que participan de la celebración y que no tengan un impedimento físico, el mismo Benedicto XVI lo había realizado el año anterior. También se han destacado hechos como únicos y que sus predecesores habían realizado.

Hace unos días un cura joven de Buenos Aires decía que, Francisco puso a la Iglesia en las redes, porque había inaugurado el Instagram de la Santa Sede. Desconociendo que la Iglesia estuvo siempre a la vanguardia de los medios de comunicación, desde las filmaciones de León XIII hasta el Twitter que inauguró Benedicto XVI. Con esto no queremos quitar méritos a algunos gestos del Papa argentino, pero todos han realizado distintos gestos y acciones de trascendencia, durante el pontificado de Juan Pablo II tuvimos acceso a la documentación vaticana y el magisterio pontificio, gracias a la página web del vaticano.

En lo personal destaco dos gestos principales de Francisco, como el día que resaltó el Sacramento de la Reconciliación, yendo él mismo a recibirlo de rodillas frente al Confesor y sus viajes a los lugares donde más necesitaban de su palabra y presencia de padre.

Claramente hay mucha ignorancia de comunicadores y de quienes recibían esa noticia, incluso muchos católicos, cuando no muchos sesgos.

No olvidemos que, Francisco gobernó en medio de una era de gran presencia tecnológica, cosa que no ocurría hace algunos años, por tanto, cada gesto es comunicado y visto hasta los confines del mundo.

El papado hoy es ocultado en el hombre que lo ostenta y al poner al hombre por encima, a él le atribuyen lo ocurrido en estos días, cuando -sin sacarle mérito – es esencialmente por lo que el papado provoca. Aún hoy, en días tan perversos, el papado importa, porque sigue siendo un faro que quieren apagar dentro y fuera de la Iglesia. Hemos escuchado que esto es “algo nunca visto”; “los números son impactantes” y otros dicen sueltos de cuerpo que, si hay un cambio de estilo “la Iglesia va a perder mucho”, como si lo nuestro fueran un tema de marketing, como tantas veces se quejó Francisco.

No vamos a negar que los números son importantes, pero analicémoslo en contexto y comparando con otros funerales papales, para darle el lugar que corresponde.

La muerte del Papa Francisco ha sido en el contexto del desarrollo del Año Jubilar, lo que implica una presencia de peregrinos en Roma y, además, los funerales se celebraron en la víspera de la esperada canonización, ahora suspendida, de Carlos Acutis, con lo cual muchos aprovecharon el viaje que tenían programado. La Octava de Pascua es un tiempo que muchos europeos aprovechan para unas cortas vacaciones en la Ciudad Eterna. Por otro lado, es bueno hacer comparación con otros funerales papales.

Hemos analizado los funerales de Pío XII a Francisco, con la excepción de Juan Pablo I, que no hemos tenemos datos concretos. Del análisis, pudimos comprobar que el velatorio de Juan XXIII y de Juan Pablo II han tenido la mayor cantidad de fieles que pasaron a rezar frente a sus restos mortales. Un millón de personas, el primero y tres millones, el segundo. Sin duda, el velatorio y funeral de Juan Pablo II ha sido el más importante de la historia contemporánea. Luego le sigue el de Pío XII, con quinientas mil personas y luego el de Francisco con doscientas cincuenta mil personas, seguido casi inmediatamente por el de Benedicto XVI, con ciento noventa y cinco mil personas, hay que hacer la salvedad que Benedicto no era el Papa reinante.

En cuanto al funeral propiamente dicho los números, vuelven a poner los actos en honor de Juan Pablo II y de Juan XXII en los primeros lugares. En cuanto al Papa Polaco, se habla de trescientas mil personas en San Pedro, pero más de dos millones en Roma. El Papa Bueno, fue despedido por doscientos sesenta mil personas en la Plaza. Mientras que, al Papa argentino, lo despidieron doscientos cincuenta mil personas en la Plaza, mientras que unas ciento cincuenta mil (pudo haber movilización) se agolpó por las calles romanas para el paso del cortejo fúnebre hasta Santa María la Mayor, recordemos que Francisco es el primero, en mucho tiempo, que fue inhumado fuera del Vaticano.

Solo de los últimos tres funerales hay datos con respecto a la participación de jefes de Estado, recordemos que el Papa es el jefe del Estado Vaticano por lo tanto se cursan, a las naciones del mundo y a las casas reales, las invitaciones correspondientes. Diez reyes y setenta presidentes acudieron a los funerales de Juan Pablo II. Seis presidentes y el Rey de España al de Francisco. En cuanto al funeral de Benedicto, para el que no se cursaron invitaciones formales, en tanto no estaba a cargo de la jefatura del estado, asistieron la reina Sofía de España y los presidentes de Italia, Polonia y Alemania.

Puede que te preguntes: ¿Importan estos números? Quizás no y quizás sí. Nos sirven para ver la importancia del papado, por encima de quien sea el Papa. Nos sirve además para echar por tierra tantas tonteras y errores informativos de los últimos días, algunos no sin intención.

Nos referiremos al papel del presidente argentino en Roma y a los “palos recibidos”, con y sin razón. Hubo periodistas que a toda costa recordaban las penosas palabras del personaje sobre el Papa Francisco, en realidad fueron contra el Papado y contra el Magisterio Pontificio de siempre. Una persona que no está en sus cabales, y que además tiene, por un lado, una ignorancia supina de la doctrina eclesial, parece que en el Cardenal Copello de Devoto no le enseñaron mucho de Doctrina Social de la Iglesia, o se la enseñaron y el echo por tierra todo. Por otro, recordemos que él está, en un proceso de abdicación de la Fe cristiana, quedándose en la orilla del judaísmo y además esta influido por extrañas doctrinas místicas de su hermana. La Cábala odia al cristianismo y el Papa representa a los Goyim. No obstante, en apariencia Francisco lo perdonó y lo recibió, por lo cual no era el momento para volver a revolver el asunto, pero bueno algunos se hicieron hasta los católicos ofendidos ¿se imaginan un Rial católico?

Ahora bien, esta persona es el jefe de estado y como tal ha sido invitado a los funerales, que se celebraban el sábado. Nada impedía que fuera días antes, para participar del velatorio de quien calificó, con razón, como “el argentino más importante a nivel mundial”. Es el presidente del país de origen del Papa, debía que haber estado. Pero, permítanme que infiera, que su ausencia puede haberse debido a que tenga algún problema para poder estar en una capilla ardiente, algo probable dado su evidente desequilibrio mental. Además, su presencia tenía más sesgo político, en su alineamiento cipayo en la política internacional.

Otro tema, son las “quinielas” cardenalicias y campañas de desprestigio hacía unos y otros cardenales. No menos grave han sido las enormes campañas de odio y difamaciones contra los papas Juan Pablo II y Benedicto XVI, que merecen nuestro repudio y desagravio. Algún cura, que lo es porque ha recibido el Orden Sagrado, ha dicho: “¿Quién se acuerda de las encíclicas de Juan Pablo II?”. Le respondo, somos muchos los que nos acordamos, a pesar de que la banda de presbíteros a la que pertenece se cansó de atacarlo a él y a Benedicto XVI desde los medios. Somos muchos los que recordamos sus encíclicas magnificas y su magisterio fiel, a pesar de que el cobarde episcopado progre lo ocultaba. La Iglesia no nació con Francisco.

 Lo bueno es que el arzobispo de Buenos Aires ha sabido poner algunas cosas en su lugar, otras no tanto y respondió claramente a un recalcitrante periodista de izquierda, que el Papa no era el que se había opuesto al liberalismo, sino la misma Doctrina Social de la Iglesia desde León XIII.

 

En fin, queridos amigos, ha finalizado el pontificado de Francisco, que ha sido un exponente del “pacto de las catacumbas” del posconcilio, un pacto nacido de la desobediencia al Concilio y sus documentos, para quedarse con ese “espíritu” que nadie sabe que es, como decía Benedicto. Es ahora el tiempo de la oración para pedir al Señor que los señores Cardenales sean dóciles al Espíritu Santo, para pedirle que nos de un Sucesor de Pedro, un Vicario de Cristo que sea “roca” firme y nos confirme en la Fe. Pidamos también, ser dóciles nosotros a su santa voluntad. Amigos, no es tiempo de “quinielas” cardenalicias, es tiempo de confiar en la providencia, es tiempo de silencio y oración.[2]

 

 

Marcelo Grecco

Director

27 de abril de 2025



[1]La celebración comienza en silencio. Si hay que decir algunas palabras de introducción, debe hacerse antes de la entrada de los ministros. El sacerdote y el diácono, revestidos con ornamentos rojos como para la Misa, se dirigen en silencio al altar, hacen reverencia y se postran rostro en tierra o, según las circunstancias, se arrodillan y oran en silencio. Todos los demás se ponen de rodillas.” Misal Romano

[2] En nuestro canal de YouTube, todos los días a las 20hs. rezamos una novena con una pequeña oración por la Iglesia y por la elección del Papa https://www.youtube.com/playlist?list=PLSdyCNmFNoGYCm2IkLELTwoVsagnaNeEX

Comentarios

Entradas populares de este blog

Carta a la Nación, Lógicamente no publicada

¡Habemus Papam! S.S. León XIV

Presbítero Jon Koldobika Gárate. Sacerdote de Cristo[1]