R. P. Carlos Buela IVE In Memoriam



El padre Buela y el padre Lojoya aún laicos,
junto al padre Pablo Di Benedetto



El 23 de abril ha fallecido en Génova, el padre Carlos Miguel Buela, amigo entrañable del padre Carlos Lojoya y Fundador de la maravillosa obra. El Padre Carlos Buela ha apoyado desde el comienzo esta tarea, que iniciamos en agosto del año 2000. “El Caballero de Nuestra Señora” le agradece todo el apoyo y afecto que nos ha dado siempre. Mails sencillos y cortos, pero siempre con una presencia con gran caridad, disimulando nuestros errores. 

El guíó nuestro primer retiro espiritual en la adolescencia y escuchó la primera confesión general. Claras conversaciones en aquel retiro. A lo largo de los años siempre lo vimos cercanos y atento a tantas cosas nuestras y de los seminaristas. Vale recordar cuando una vez le hicimos un comentario sobre un muchacho que estaba pifiándole en algunos puntos de su espiritualidad y poniendo en riesgo la salud, nos escuchó y sabemos que pronto actúo corrigiendo con total caridad. 

Conocimos la congregación desde sus comienzos, con sus glorias y sus cruces, con sus alegrías y sus dolores. Hemos visto como sus miembros se dedican integralmente a la misión y se desgastan en ella.  

Hoy, callaremos más de lo que diremos, a pesar de que los “leones del teclado”, como dice Francisco, han perdido toda misericordia y si me apuran toda fe, por no decir humanidad, pero eso pasa cuando los objetivos no se logran y por el contrario las cosas no salen como se esperaban.

Pero nosotros agradecidos a Dios por haber hecho del padre Carlos Buela uno de los instrumentos para la hermosa obra del Instituto del Verbo Encarnado y del Seminario, hoy cerrado por el progresismo, Santa María Madre de Dios.

Es el padre Buela uno de los últimos de aquella generación sacerdotal que han ofrecido su vida a Dios, una generación sacerdotal que además tuvo que sufrir los turbulentos años donde el progresismo hizo de las suyas y nos llevó a donde estamos hoy, pero también que tuvieron el contacto con aquellas lumbreras intelectuales que fueron sus formadores y que hoy ya escasean. 



A ellos gracias, al padre Buela gracias, no lo canonizamos como suelen decir los felinos cibernéticos mencionados, pero tampoco lo condenamos. No tenemos no tenemos con qué y aunque lo hubiera confiamos y sabemos que se ha confiado a la providencia y a la Misericordia de Dios, que sabemos que es infinita. 

Acompañamos a toda la familia del Verbo Encarnado en su orfandad y rezamos por la continuidad de esta obra que tanto bien hace a las almas en el mundo entero. 

Marcelo Eduardo Grecco

Director 

El Caballero de Nuestra Señora 



Entradas populares de este blog

EL LAVATORIO DE LOS PIES

Carta a la Nación, Lógicamente no publicada

Una Antorcha Encendida (Primera Parte)