Noventa Años del Scoutismo Católico: Discurso del Padre Julio Meinvielle En La Sociedad Rural, El 17 De Octubre De 1941
Hace noventa años un joven sacerdote, que hacía poco más de
dos meses que se había hecho cargo de la nueva parroquia de Versailles, decide
formar el grupo scout siguiendo el modelo creado por Baden Power, pero bautizándole
en la Fe católica. Crea así la primera agrupación de lo que después sería la Unión
Scout Católicos Argentina (USCA), con grandes frutos de santidad en aquellos niños y
jóvenes. De sus filas salieron grandes hombres, varios sacerdotes, entre los
que destacamos a monseñor Bufano y el padre Pablo Di Benedetto, padre
espiritual de nuestro querido padre Carlos Lojoya.
Sabido es que la masonería que promovió el scoutismo laico y
contra el que se opuso el padre Menvielle, logro luego que el Episcopado
disolviera la USCA y se uniera en una sola federación, hubo algunos Obispos que
establecieron las ADISCAS cuya precursora fue la Hermandad Scout Parroquial
fundada en Nuestra Señora de la Visitación por el padre Carlos Lojoya, que quiso
preservar el espíritu católico del padre Julio.
Hoy ha penetrado en el scoutismo de muchas parroquias, como
en todos los ámbitos eclesiales el humo de satanás, desde el ecologismo ateo e
idolatra, la ideología de género, los pañuelos verdes (y no los scout
precisamente) y muchas cosas más, pese a los esfuerzos que Monseñor Aguer y el
Cardenal Poli intentaron, ambos ya eméritos y con sucesores de terror poco han
podido hacer, el daño hecho por el progresismo y la masonería es casi
irreversible y decimos casi porque sabemos que solo Cristo Vence.
Por todo esto,
entendemos que debemos recordar este día memorable, para el scoutismo católico
argentino, en especial para mi querido barrio de Versailles y el grupo número
uno (Ntra. Sra. De la Salud) de la querida USCA, con esta declaración de
principios que el padre Julio hiciera en la Sociedad Rural en 1941.
Terminemos recordando a todos y a cada uno de los Antiguos
Scouts, nombrarlos sería injusto con algunos porque son muchos, no hay hombre
que haya sido niño o joven en Versailles en aquella época que no haya sido
scout o no hable maravillas del padre. Permítanme abrazar a todos ellos que ya
están con el Gran Jefe en uno que acaba de partir y que es uno de los grandes
responsables de que yo conozca al padre Julio, el queridísimo Atila Torghele.
Ellos como muchos, entonaron con el alma aquello de:
“Juro serte leal,
Señor y Rey,
Sirviendo al ideal
De nuestra Fe.
La promesa que un día,
Hice ante Ti,
Para toda la vida,
La prometí…”
¡Salve, Salve, Salve!
¡Santa María!
Marcelo Eduardo Grecco
30 de mayo de 2023
«Queridos scouts católicos[1]:
Con este torneo de agrupaciones
que tendrá lugar inmediatamente cierra la Unión Scout Católicos Argentinos su V Semana Scout dedicada al Eminentísimo
Cardenal Primado en sus bodas de plata episcopales.
En un gesto altamente generoso
S.E. ha donado los dos premios principales que se disputan hoy y que nos
obligan a aclamarlo con el cariñoso nombre de Cardenal de los scouts[2].
Al amparo de sus sagrada púrpura sobre
este incipiente movimiento de nuestra patria, nuestro Eminentísimo Cardenal
continua la tradición de la jerarquía eclesiástica que ya por los romanos
pontífices Benedicto XV, Pío XI y Pío XII gloriosamente reinante, ya por otros
príncipes y prelados de la Iglesia, ha
bendecido este movimiento.
Me vais a permitir que aproveche
la presente ocasión para reafirmar los
principios que determinan nuestro movimiento y que están suficientemente encerrados en nuestro nombre de Scouts
Católicos Argentinos.
Nos llamamos scouts y aunque
pueda parecer inapropiado este vocablo inglés, lo adoptamos por que ha
adquirido categoría universal para dar nombre al magnifico movimiento fundado
por Baden Pawell. Es verdad que la palabra castellana explorador traduce gramaticalmente
dicho concepto, pero en nuestro medio se ha usado para caracterizar
movimientos, muy respetables sin duda, pero extraños al auténtico scoutismo de
Baden Powell, propagando universalmente. Quizás fuera solución emplear como en
algunos países de habla española el vocablo castellano scoutismo o esculta que
viene del latín y que significa explorador. Pero esta voluntad nuestra de adoptar íntegramente el movimiento de Baden Powell
con el sistema de patrullas, la ley Scout, la divisa y especialidades nos
obliga a definirnos en el nombre para
evitar todo equivoco y nada mejor entonces que adoptar el nombre
inconfundible y universal de scouts.
¿En qué consiste el scoutismo? Un
ilustre filosofo. Mons. Bruno Solages, rector del Instituto Católico de Tolosa,
lo define como una empresa para captar y
educar las fuerzas del ensueño que brotan en el niño. El scoutismo es un gran juego, pero para educar por el juego debió primero realizar la educación del juego.
Y siguen las palabras de Mons. Solages:
He aquí porque fue organizada la
vida en las matas, con su ley y su ideal. Fue en parte, tomando el ejemplo de lo que hizo la Iglesia en la Edad media,
cuando quiso refrenar el terrible juego de guerra entre los hidalgos de esa
época: en aquel entonces fue instituida la caballería, movimiento que puede juzgarse antecesor del scoutismo. Este, en cambio, se inició solo
el día en que la vida de la patrulla recibió su ley y los scouts surgieron con
la promesa de observarla. Es la ley de
la iniciativa y la habilidad: El scout debe estar siempre listo para
enfrentar a cada instante, todas las dificultades que puedan surgir en la vida
de patrulla. Pero sobre todo es la ley
del servir: los scouts se ayudan, se apuntalan, se sostienen mutuamente en la vida emuladora del campamento, ya
para armar carpas, ya para buscar leña, ya para preparar la comida o para
organizar un adecuado servicio de vigilancia. El verdadero scout nunca se acuesta sin haber practicado por lo menos
una buena acción.
Todo el esfuerzo educativo del scoutismo debe, pues, consistir en hacer de la ley de servir,
la gran ley del juego, la gran ley de la ciencia del bosque, la gran ley del
honor, identificada a tal punto con el scoutismo, que cualquier Scout, llegaría
a avergonzarse si ostentara su divisa sin practicar la ley. Por este lado el
scoutismo tiende a emparentarse con el espíritu de caballería.
He aquí la razón por la cual el scoutismo, con
toda facilidad, forma jefes aun cuando este no sea su objetivo principal. Quien es leal, quien sabe salir de un
apuro, quien está siempre listo para servir, reúne las mejores condiciones para
asumir responsabilidades, es la persona preparada para el mando, ya que mandar significa ante todo servir.
Y en efecto el scoutismo se torna ante todo escuela de jefes debido a que
muchos de sus miembros, desde el más subalterno al más graduado, ofrece
continuas ocasiones para ejercer autoridad. Tan es así, que a los jefes y
subjefes de patrulla incumbe siempre, a pesar de su poca edad, una gran parte
de la responsabilidad del educador.
El scoutismo es entonces un movimiento con valor propio que quiere
contribuir a la educación del muchacho utilizando y disciplinando su vida
de ensueño, de aventura, y su espíritu de barra en un gran juego. El scoutismo no puede entonces substituirse por
ejercicios regimentados o no puede convertirse en un exhibicionismo de pequeños
soldados: por que aunque utilice recursos gimnásticos, militares o
campistas, los armoniza para un fin superior de educación, que complementa la
obra educativa del hogar, de la escuela y de la parroquia, para que el niño jugando adquiera
el hábito de estar listo para servir a
Dios, a la Iglesia y a la Patria y de servir al prójimo en toda circunstancia.
Esto es el scoutismo y por esto
nosotros somos y nos queremos llamar scouts. Pero scouts católicos. Por eso
sostenemos que el programa Scout no
puede cumplirse sin deformaciones sino lo penetra íntima y profundamente el
espíritu sobrenatural de la Iglesia. De aquí que sostengamos como condición
necesaria de una agrupación Scout que tenga un padre capellán que sea en ella
como la garantía de la vida religiosa y
moral, que el maestro scout y sus ayudantes sean católicos prácticos,
preferentemente socios de la Acción Católica, con alma de apóstoles, que el jefe de patrulla posea sentido de su
misión de apóstol entre los scouts de su patrulla. En suma, que Jesucristo nuestro Señor sea en verdad
reconocido, amado y vivido como el Gran Jefe de los scouts.
Repudiamos entonces el scoutismo
laico que se fundó hace treinta años para alejar del cumplimento del precepto
dominical a nuestros muchachos, y que ahora ante el fracaso evidente del
laicismo organiza Misas de campaña, bendiciones de bandera y busca para
ampararse el acercamiento de agrupaciones católicas. No. En nuestro país
católico, el scoutismo de nuestros
muchachos católicos debe estar profundamente penetrado por el espíritu
sobrenatural de la Iglesia Católica. Si no fuera así lo repudiamos con todas
las fuerzas de nuestra alma.
Por fin, somos scouts católicos
argentinos. Es decir, que en este movimiento universal que es el scoutismo y
que nosotros queremos vivir como
católicos, queremos también vivirlo como argentinos. Y en esta palabra argentinos, no encerramos un concepto sentimental
sino un contenido profundamente
identificado con el destino del país, que es una unidad económica, cultural y
espiritual, soberana, dueña de su propio destino, entroncada en la tradición
hispánica, y con vocación de singular grandeza entre los pueblos hermanos
de América.
Cada scout católico hace suyas en
este momento solemne de la patria las palabras del gran capitán del ejército de
los Andes: «si no tenemos dinero, carne
y un pedazo de tabaco no nos ha de faltar, cuando se acaben los vestidos nos
vestiremos con las bayetitas que nos trabajen nuestras mujeres, y sino
andaremos desnudos como nuestros paisanos los indios. Somos libres y lo demás no importa».
Queridos scouts católicos
argentinos: Vivid en vuestras agrupaciones el ideal preconizado por la Unión
Scouts Católicos Argentinos. La Iglesia
y la Patria necesitan varones esforzados, leales, fuertes, veraces, puros, que
por su espíritu de iniciativa, de trabajo, de colaboración, sean jefes...
Jefes que guíen a sus hermanos en la
pista de la vida presente, haciendo amable y hermosa la convivencia humana,
cualquiera sea la vocación de cada uno de los destinos de la Patria...
Jefes que a través de la vida presente
con el ejemplo de una vida cristiana, hondamente vivida, con la protección de
Nuestra Señora de los Scouts, guíen a sus hermanos, en la pista que conduce al
campamento de Nuestro Gran Jefe, Cristo Jesús.
Pbro. Julio R.
Menvielle
[1] Tomado
del libro «Los Scouts de Meinvielle Historia de la Agrupacion Nº1 Ntra. Sra. De
La Salud» de Fabián González Arbas
[2] Se
refiere al Cardenal Copello
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