Un Homenaje, Un Anhelo, Un Compromiso: ¡Malvinas Volveremos!
«Fue un
viernes 2 de abril, de 1982 cuando soldados valientes, la recuperaron para mi
nación». Fue en aquella jornada gloriosa, que en la turba Malvinense y a la
orilla del Atlántico flameaba nuevamente el Inmaculado Manto de la Virgen
Purísima, que es bandera de nuestra Patria.
No
habíamos salido aún de la infancia, cuando fuimos testigos de aquel hecho
glorioso para nuestra Patria. La Gracia de Dios, manifestada en nuestros
padres, maestros y pastores, no dejo que fuéramos uno de los tantos a los que
se le lavo la cabeza y se les involucró en el proceso de desmalvinización, que
no es otra cosa que «la ocultación de todo lo patriótico, heroico y grande de
nuestra guerra del Atlántico Sur»1.
Y por esa
gracia inmerecida, seguimos recordando a nuestros héroes que ofrendaron su
cuerpo y su sangre en el altar de la Patria. Pero no en el altar pagano, sino
unidos íntimamente al único Sacrificio, al único Salvador, a la Cruz y al
Crucificado, al Verbo Encarnado que cada día recibían de manos de sus
capellanes en la Santa Misa. Ofrendaron su vida en el Gólgota Malvinense,
unidos a Nuestra Señora que, de pie, estaba junto a ellos.
Fue justa
guerra, fue Patriótica y brilla la catolicidad de los soldados de la Patria.
Fue María
a quien toda la gesta estuvo dedicada. El Operativo de recuperación de las
Islas se llamó Operación Rosario, en honor a la Reina.
El hereje
había usurpado la tierra y era menester rescatarla, era necesario que aquel
lugar de la patria tuviese el mismo espíritu, parafraseando al poeta, era tiempo
de curtirle la cara, con el fin de que
logre el gesto tradicional de la
Patria2. De esta Argentina Católica y Mariana.
La justicia de la guerra, la catolicidad y la
heroicidad de sus combatientes son las causas misma del proceso
desmalvinizador. Se ataca y oculta, la
gesta, se la tergiversa, Libros, películas, escritos, dirigido y producidas por
miserables cobardes. Financiadas por la «cultura» subversiva y y difundidas en festivales
judeomasonicos, cuando no marxistas y siempre fieles al enemigo, Gran Bretaña.
Por supuesto que otras obras son ocultadas en el silencio más absoluto y
miserable, obras que a lo largo de estos 25 años dieron la honra debida a
aquellos hombres de la Patria, que derramaron su vida.
Este
humilde homenaje, que necesariamente ha de completarse en el Altar de Cristo,
es la expresión de la expresión clara de que hay un anhelo, que,
necesariamente, se transforma en compromiso: Volver a hacer flamear, en aquella
turba, nuestra bandera con los colores del Manto Inmaculado de Nuestra Señora.
Es claro el grito que surge de lo más profundo de nuestro ser católico y argentino (aclaremos que el espíritu
de argentinidad tiene necesariamente en si el espíritu de catolicidad, porque
no se puede pensar la Patria sin sus raíces católicas):
¡Malvinas
Volveremos!
¡Volveremos!
Pero no con espurias negociaciones, ni con marxistas declaraciones, sino que
hemos de hacerlo con la misma fe en Cristo Rey y en María Santísima para que en
aquel lugar brille la Argentina Católica.
¡Volveremos!
Porque nuestros muertos no descansan, sino esperan -al decir del Padre Ezcurra3- el regreso glorioso de nuestros
hombres a esa porción de suelo, para expulsar al hereje invasor.
Para que esa vuelta sea posible debemos,
primero, restaurar el orden social en esta paganizada tierra. Entonces sí la
catolicidad en nuestra Patria, la heroicidad en nuestros niños y jóvenes harán
posible el retorno a la tierra usurpada.
Padres,
docentes, pastores, catequistas, «comunicadores» estamos obligados a educar
para el heroísmo, para la santidad, para el martirio. Y aún cuando nuestra
misión parezca estéril no dudemos en seguir sembrando la verdad, en seguir
derramando esa semilla en cada lugar donde estemos, Dios sabrá en que momento
hacer germinar la semilla y cosechar los frutos, quizás pasen generaciones, no
lo sabemos, no dejemos de sembrar, esa es nuestra misión.
Confiados
en el Señor y su Divina Providencia, presentemos la batalla al enemigo que hoy
nos acecha en cada rincón de a Patria. Este es hoy nuestro campo de
operaciones, nuestras armas son las mismas que mantuvieron con fuerza a
nuestros héroes, el Rosario y la Eucaristía.
¡Malvinas
Volveremos!
No podemos
ya ignorar más las voces de nuestros héroes que desde la hondura de la turba o
la helada profundidad del Atlántico se unen a las del recordado Juan Pablo II y
llaman a la Patria caída en desgracia a levantarse:
« ¡Argentina levántate! Resplandece bajo la
luz de la Fe.» (San Juan Pablo II)
¡Volveremos! Es el grito, el anhelo y el
compromiso.
¡Volveremos! A ser la Patria Católica, que nunca
debió dejar de ser.
¡Volveremos! A ocupar la tierra que nuestros
hermanos mayores recuperaron con su sangre y su heroicidad de criollos bien
paridos.
¡Volveremos! A la tierra donde, nuestros héroes, esperan ansiosos que un Patriota de su talla haga posible la nueva hazaña.
Ellos y nosotros daremos entonces los vivas
correspondientes:
¡Viva
Cristo Rey!
¡Viva
María del Rosario, Reina de la Patria y de la tierra Malvinense!
¡Viva
la Argentina Católica!
¡Vivan
Nuestras Malvinas!
¡Vivan
Nuestros Héroes!
Supla la
Gracia, la deficiencia de la pluma. Salve la Gracia a nuestra querida Patria
Marcelo
Eduardo Grecco
Versailles,
junto a la Virgen de la Salud
1 de
Abril de 2007
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