San Carlo Acutis, en sus propias palabras (Primera Parte)

Hoy ha sido canonizado Carlos Acutis, junto con Pier Giorgio Frassati, dos jóvenes que han vivido las virtudes cristianas y que se incorporan a la larga lista de jóvenes santos a lo largo de la historia, San Tarsicio, Santa Inés, María Goretti (cuya madre y asesino participaron de su canonización al igual que la de Carlo Acutis), nuestra Beata Laura Vicuña, Santo Domingo Savio, San Luis Gonzaga, San José Sánchez del Río, Rolando Rivi, Francisco y Jacinta Mao, Antonietta Meo, nuestro querido Beato Ceferino Namuncura y tantos otros que nos dejaron de jóvenes el testimonio para segur a Jesús radicalmente, incluso mucho de ellos ofreciendo su propia vida.

Quiero referirme al primero y traer aquí algunas cosas de su vida que ha plasmado Nicola Gori, en su libro, y que nos muestran al joven que, en medio de un descreimiento de la gracia eucarística, no duda sobre que esta realidad concreta, es la Presencia sustancial de Cristo.

No solo no duda, sino que la reverencia con dignidad, y enseña con su testimonio que es el lugar de encuentro, que como dice Benedicto XVI, la razón de nuestra fe es el encuentro sincero con El.

Y la verdad “no puede callarse” uso las armas de su tiempo, como hicieron todos los misioneros y la Iglesia misma, para anunciar que Cristo es el centro de la vida del hombre y que El está en la Eucaristía.

Les dejo, entonces, frases y recuerdos, sin comentarios de mi parte, sino para que puedan ustedes meditarlas y sean de provecho para sus vidas espirituales:

«Estar unido a Jesús, ese es mi programa de vida»

«Me gusta hablar con Jesús acerca de todo lo que vivo y lo que siento»

“Concluía sus conversaciones espontáneamente con un expeditivo: «si Dios lo quiere»”

«La santidad no es un proceso de adición, sino de sustracción: menos yo para hacerle más espacio a Dios»

«No yo, sino Dios»

«Padre, dígame si me equivoco, pero el Señor es el único a quien no debemos pedir audiencia con antelación. A él puedo confiarle siempre cualquier cosa, puedo incluso quejarme, interrogarlo en su silencio y decirle aquello que no comprendo. Y luego, encuentro en mi interior una palabra que Él me manda: un momento del Evangelio que me envuelve con persuasión y seguridad”

«La Eucaristía es la autopista al Cielo»

«Cuanto más recibamos la Eucaristía, más similares nos volveremos a Jesús y pregustaremos el Paraíso ya sobre esta tierra»

«Sin Él no puedo hacer nada»

«Se va directo al Paraíso cuando nos acercamos a la Eucaristía todos los días»

«La vida es un don para que mientras estemos en este planeta podamos alimentar nuestro nivel de caridad. Cuanto más elevado sea, tanto más podremos gozar de la felicidad eterna de Dios».

«Cada minuto que pasa es un minuto menos para santificarnos”

Enseñó que no se debe perder el tiempo en «cosas que no agradan a Dios»

«Todos nacen originales, pero muchos mueren como fotocopias»

«La tristeza es la mirada vuelta hacia uno mismo, la felicidad es la mirada vuelta hacia Dios»

«Nuestra meta tiene que ser el infinito, no lo finito. (…) Si Dios posee nuestro corazón, entonces también nosotros poseeremos el infinito»

«Encuentra a Dios y encontrarás el sentido de la vida»

“Carlo no entendía: «por que los hombres se preocupan tanto por la belleza del propio cuerpo y no se preocupan, en cambio, por la belleza de su propia alma»”

«La conversión no es otra cosa que alzar la mirada desde lo bajo hacia lo Alto, es suficiente con el pequeño movimiento de los ojos»

“Recordaba siempre una frase de santa Jacinta, la vidente de Fátima: «Si los hombres supieran lo que es la eternidad, harían posible por cambiar sus vidas»

«Hace falta conducir este éxodo del pecado con firmeza»

«¿De qué sirve al hombre ganar mil batallas si luego no es capaz vencerse a sí mismo?»

«Lo más importante no es el amor propio sino la gloria de Dios»

«Muero tranquilo, porque viví mi vida sin desperdiciar siquiera un minuto en cosas que no agradan a Dios»

Ante los ataques no reaccionaban de la manera que muchos esperaban, quienes lo incitaban a la reacción y Carlo respondía: «El Señor no estaría contento si yo reaccionara violentamente»

Con respecto a rezar por los difuntos dice que participar de la Misa «es la oración más importante que se puede hacer para ayudar a las almas de los difuntos a salir del Purgatorio»

«Me parece que mucha gente no comprende cabalmente el valor de la santa Misa, porque si se dieran cuenta del gran regalo que el Señor nos ha dado al donarse como nuestro alimento y bebida en la santa Hostia, irían todos los días a la iglesia para participar de los frutos del sacrificio celebrado, ¡y renunciarían a muchas cosas superfluas!»

«Con los frutos de la Eucaristía cotidiana las almas se santifican en modo excelso y son santificadas especialmente en las situaciones peligrosas, que podrían perjudicar su salvación eterna»

“Era particularmente sensible para comprender cuándo los sacerdotes celebraban la Misa con devoción, y cuando advertía que no estaban inmersos en la celebración eucarística se entristecía; más de una vez me dijo que «al sacerdotes las manos tendidas de Cristo», debían testimoniar con entusiasmo, y deben ser ellos mismos modelos luminosos y no meros repetidores automáticos de un rito litúrgico, en el cual no comprometen su propio corazón y a través del cual no se transparenta la propia fe en Dios»

“Carlo hacia adoración eucarística antes y después de Misa”

 

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