De Aqui y De Allá (Enero)
¿Antiguo vs. Nuevo o Correcto vs. Incorrecto?
En
una Misa en honor de la Virgen, el celebrante al indicó que se iba a cantar
como canto final “¡Oh Santísima!”, aclarando que era un canto antiguo y que
habían querido armar un cancionero donde hubiera canciones antiguas y modernas.
En aquella celebración se despertó esta pequeña reflexión que les dejamos, pero
que nos obliga a realizar, más adelante, un trabajo más completo sobre el
particular.
Sin duda, es un
gravísimo error admirar o despreciar algo a partir de su temporalidad. La
medida de valoración es absolutamente otra y dependerá en cada caso, una
película por ejemplo, deberá valorarse el argumento, el guion, la actuación, la
fotografía, la música, aunque algunos se quedan si es blanco y negro o color.
Así también en el caso de la música sacra no
puede ser la temporalidad una medida, de hecho hay algunos cantos de la nueva
era que ya tienen varias décadas. La medida es, si cumple o no la función para
lo que está creada, que es ser un medio para que “las almas de los fieles sean
llevadas a Dios”, ella como “parte integrante
de la liturgia solemne, (…) tiende a su mismo fin, el cual consiste en la
gloria de Dios y la santificación y edificación de los fieles”[1]
y si cumple lo mandado por la Iglesia.
Miren queridos amigos, hay muchas canciones que sus letras son más canciones de protesta sobre el orden temporal que verdaderas obras que elevan a las almas a la súplica y alabanza a Dios: “No es posible morirse de hambre, en un suelo tan lleno de pan”; “Cruz de la injusticia y miseria de los marginados de hoy, cruz de tantas falsas promesas y de la desesperación”; “La fe de todos los hombres sin luz la pena y el triste llorar, el odio de los que mueren sin fe cansados de tanto luchar.”; “Señor, que nuestra vida sea, leñita humilde y siempre seca para que Tú puedas quemarla, quemarla para el pobre”. Este horizontalismo litúrgico que se ve demasiado seguido, es algo que debiéramos pensar y leer, hay momento que me preguntó si sabemos que cantamos realmente. Recuerdo el caso de un sacerdote que cuando un laico le contó sobre lo que había dicho un sacerdote sobre la canción “Saber que vendrás”, sobre todo en la segunda estrofa, la quitó inmediatamente del cancionero parroquial, luego de leerla y dijo “hace años que la canto y no me di cuenta de la barbaridad que decíamos”.
El Papa Francisco insiste con la formación litúrgica y tiene razón en ello, con un poco de buena formación ciertamente valuaríamos mejor las cosas.
Hay letras que son correctas, incluso tomados de los textos bíblicos, tal como lo recomendó siempre la Iglesia y vuelve hacerlo el Concilio Vaticano II: “Los textos destinados al canto sagrado deben estar de acuerdo con la doctrina católica; más aún: deben tomarse principalmente de la Sagrada Escritura y de las fuentes litúrgicas”[2]. Sin embargo, están acompañadas de melodías que nos alejan de la liturgia y nos llevan a un movimiento del cuerpo no propio del Misterio que celebramos.
Si pensamos que estos
excesos son nuevos o propios del pos concilio estamos equivocados, es por eso
que ya Pio X va hablar de abusos en la música litúrgica y lo llamará como “uno
de los más generales y más difíciles de desarraigar. (…)Y en verdad, sea por la
naturaleza de este arte, de suyo fluctuante y variable, o por la sucesiva
alteración del gusto y las costumbres en el transcurso del tiempo, o por la
influencia que ejerce el arte profano y teatral en el sagrado, o por el placer
que directamente produce la música y que no siempre puede contenerse fácilmente
dentro de los justos límites, o, en último término, por los muchos prejuicios
que en esta materia insensiblemente penetran y luego tenazmente arraigan hasta
en el ánimo de personas autorizadas y pías; el hecho es que se observa una
tendencia pertinaz a apartarla de la recta norma, señalada por el fin con que
el arte fue admitido al servicio del culto y expresada con bastante claridad en
los cánones eclesiásticos, los decretos de los concilios generales y
provinciales y las repetidas resoluciones de las Sagradas Congregaciones
romanas y de los sumos pontífices, nuestros predecesores.”[3]
San Pio X dice “Nada
(…) debe ocurrir en el templo que turbe, ni siquiera disminuya, la piedad y la
devoción de los fieles; nada que dé fundado motivo de disgusto o escándalo;
nada, sobre todo, que directamente ofenda el decoro y la santidad de los
sagrados ritos y, por este motivo, sea indigno de la casa de oración y la
majestad divina.”[4]
Puede haber música de tinte religioso
para ser usada en el ámbito profano, (animar una reunión, la cortina o música
para un programa radial, etc.), pero no siempre esa música es apta, es digna,
es acorde a la liturgia. En este sentido Juan Pablo II nos remite a su
predecesor Pablo VI "no
todo lo que está fuera del templo (profanum) es apto indistintamente para
franquear sus umbrales", afirmaba sabiamente mi venerado predecesor Pablo
VI, comentando un decreto del concilio de Trento, y precisaba que "si la música —instrumental o vocal—
no posee al mismo tiempo el sentido de la oración, de la dignidad y de la
belleza, se impide a sí misma la entrada en la esfera de lo sagrado y de lo
religioso"[5].
Por otra parte, hoy la misma categoría de "música sagrada" ha
ampliado hasta tal punto su significado, que incluye repertorios que no pueden
entrar en la celebración sin violar el espíritu y las normas de la liturgia
misma.”[6]
Claramente, no
debemos medir la música para las celebraciones con las variables de si es nuevo
o viejo, sino si es bella, digna y eleva a los fieles a la adoración a Dios. Nunca
debemos olvidar que la participación de los fieles que pide la Iglesia no es
solo que respondan o canten, sino más bien que se unan íntimamente al
sacrificio de Cristo y sean capaces de ofrecerse a sí mismos[7]. El mayor, el único
encuentro que vale en la Misa es con Cristo, que se nos hace privilegiados
testigos del Gólgota y de su Resurrección, del acto de amor más grande de todos
los tiempos, su entrega por nuestra salvación.
Finalmente que con San
Juan Pablo II y la tradición de la Iglesia debemos “subrayar que la música destinada a los ritos sagrados
debe tener como punto de referencia la santidad: de hecho, "la música
sagrada será tanto más santa cuanto más estrechamente esté vinculada a la
acción litúrgica" (Sacrosanctum Concilium, 112.)[8]
¿Han
leído los diarios o visto noticieros últimamente?
Si
no lo hicieron para el bien de su salud psíquica, han hecho muy bien. Si
lamentablemente han seguido las noticias en los últimos meses y son
observadores, coincidirán conmigo que está todo muy turbio en la sociedad y que
a los asesinatos normales, a la violencia incrementada por los males del
alcohol y de la droga se suman diariamente ciertas situaciones que van más allá
y que no pueden dejar de atribuirse al Príncipe de este mundo.
Padres
que matan cruelmente a sus hijos, hijos que matan a sus padres,
descuartizamientos, enterramientos y hasta un caso de una persona que fue asada
en la parrilla y luego enterrada. El pecado siempre es obra del gran tentador,
pero esto supera y claramente muestra que anda a sus anchas. Estas acciones no
son arrebatos momentáneos o de fuera de control por la droga son almas llenas
de odio, despersonalizadas, almas endemoniadas con todo sentido.
No
olvidemos que las ideologías anticristianas y anti orden que penetran
diariamente en todos los órdenes de la vida: la educación, el trabajo (más aún
cuando es en el estado), las artes teatro, cine, televisión. En fin, ideologías
que penetran en todo el orden social, mientras se renuncia al Reinado Social de
Cristo, verdadero “Señor de la Historia”.
Ustedes
dirán porque lo traigo aquí, porque debemos pensar que satanás camina
libremente entre las almas porque hemos abandonado la misión, porque hemos
dejado de predicar a Cristo.
La
gente vive como si Dios no existiera y la han seducido diciendo que satanás
tampoco existe y esa es su mejor estrategia. Quién más rechace su existencia
más cerca está y más es gobernado por él. Hemos levantado todas las barreras: No
se habla del estado de gracia, da lo mismo comulgar en gracia que en pecado, la
oración va disminuyendo, el santo Rosario parece una costumbre antigua y de
gente mayor (¡Benditas ancianas que rezan por nosotros!). Las cátedras callan,
están más preocupadas por agradar al mundo en los temas sociales, que nunca
podrán solucionarse si el Señor no reina en los corazones, se quedan hablando
de la añadidura y dejan de predicar el Reino de Dios. A veces parece que
algunos le están trabajando para él, incluso promoviendo o justificando el pecado.
Aunque
debemos destacar que hay cosas que están sucediendo que son muy buenas. La
Adoración Eucarística y en especial las capillas de adoración, que se extienden
por todos lados, aunque algunos lobos dicen que son “devociones personalistas”
(mons. García Cuerva dixit). Sin duda, son una inmensa obra de caridad a la
Iglesia y al mundo, porque los adoradores llevan en ese rato de encuentro no
solo sus preocupaciones y temores, sus agradecimientos, sino todas las
intenciones de la comunidad y rezan por la Iglesia.
Hay
movimientos para motivar el Rosario y el Rosario público, los Rosarios de
varones, mencionemos especialmente lo que está sucediendo en Polonia y que ha
tenido correlato en muchos países del mundo, incluso en el nuestro, además ya
las mujeres se están sumando a este testimonio de amor.
Todas
estas gracias especiales para este
tiempo de mucha confusión. Razón tiene sin duda el padre Sato, cuando nos
enseña que en tiempos difíciles, la gracia siempre es superior.
Estuve
unos días en la costa y vi sacerdotes jóvenes muy piadosos y con mucha fe,
también de los otros pero eran de diócesis donde eso es moneda corriente,
lamentablemente. También vi mucha gente que ha vuelto a comulgar de rodillas y
gente muy piadosa ¿Allí estarán aún las reservas de fe del pueblo argentino que
otrora hablaban los Obispos Argentinos?
¿Qué
hacer nosotros? Podemos quedarnos en la queja o simplemente actuar en
consecuencia. Revisar cómo andamos en todo esto, el autor es el primero que lo
hace al escribirlo, recordando aquellos sermones del padre Carlos Lojoya donde
siempre nos hacía la pregunta “¿Y por casa, cómo andamos?”.
Reforzando
nuestra oración a la Purísima con el Rosario, tratar de tener momentos de
adoración y rezar con fuerza la oración a San Miguel Arcángel, sobre todo al
final de la participación en Misa, aunque la jerarquía la haya abandonado, como
paso en la Diócesis de San Luis donde con la llegada del nuevo Obispo se borró
de un plumazo, pero no importa hagámosla igual secretamente nosotros, lo que
vale es la oración no el orante.
Sancte Michael Archangele, defende nos in
proelio, contra nequitiam et insidias diaboli esto praesidium. Imperet illi
Deus, supplices deprecamur: tuque, Princeps militiae coelestis, Satanam
aliosque spiritus malignos, qui ad perditionem animarum pervagantur in mundo,
divina virtute, in infernum detrude. Amen.
San Miguel Arcángel, defiéndanos en la
batalla; sea nuestra defensa contra la maldad y trampas del diablo. Repréndele
Dios, pedimos suplicantes. Y lo hace, príncipe de O del organizador celestial,
por el poder de Dios el empujón en el infierno Satanás y todos los espíritus
malos que rondan sobre el mundo para la ruina de almas. Amén.
Sinodalidad a Discreción
Una
de las características que parece ser de esta Iglesia que busca la sinodalidad,
es la escucha. Esto lo escuchamos hasta el hartazgo de Obispos y Sacerdotes,
pero si una comunidad pide hablar y pide que no se vaya un grupo de sacerdotes
o se viva la liturgia de una manera no progresista o se los forme en la sana
doctrina, ahí ya la escucha no es tan válida. En este día quedo de manifiesto
en algún lugar de la Argentina donde se tomaron decisiones sin conversar con la
comunidad a quienes no quisieron ni recibir, pero esto es muy común, sobre todo
en los paladines de la “escucha”.
Ya
lo hemos vivido en la Diócesis de San Rafael con el cierre del Seminario contra
toda la comunidad diocesana, se dispersó a los seminaristas y ahora se mendiga
para sostenerlos en los nuevos destinos de formador, perdón pero pienso que ni
un peso hay que darles, que paguen los déspotas que cerraron la casa de
formación con más frutos de la Argentina. Ni un peso hasta que reabran el
seminario con sus formadores naturales, para los cuales la comunidad diocesana
dedicó mucho tiempo, oración y recursos.
Despotismo
que se ve en Santa Rosa, La Pampa cuando se echó a un párroco y se negó
abiertamente y la comunión de rodillas a monaguillos, por parte del Sr. Obispo,
cuando los padres quisieron hablar no quiso escucharlos y con clericalismo dio
respuestas vanas.
No
hablemos de las encuestas y de las conclusiones que parecen calcadas, a nadie
escapa que muchas técnicas de trabajo grupal se pueden generar para hacer creer
que hay participación pero que son absolutamente dirigidas para que salga lo
que se quiere que salga. El despotismo se nutre del trabajo grupal y de la tiranía
del número y eso es lo que sucede en esta famosa sinodalidad. Te escucho y
valoro, siempre que digas lo que yo quiero escuchar y es armo todo para que
digas lo que yo pienso.
Me
gustaría saber el despilfarro económico que se está haciendo con esto de la
sinodalidad (Consultorías para los datos estadísticos, estructuras,
publicaciones, viajes, logística de reuniones, encargado de redes, etc.) y los
bolsillos que se están llenando y sin frutos espirituales para las almas y para
la Iglesia, todo lo contrario es una puerta más de entrada para el “humo de satanás”,
que cada vez nos asfixia más, un sueño convertido en pesadilla, como ha dicho
el gran Cardenal Pell. Pesadilla para la Iglesia fiel, pero el sueño de los
enemigos internos se está cumpliendo a raja tabla y muchos se están
beneficiando económicamente de este desastre eclesial. Eso sí, que no falte la
mención a los pobres y necesitados. Mientras este despilfarro económico se
realiza en esto que no importa a nadie más que un puñado de fieles, algunos
buscando figurar, los pobres párrocos hacen malabares para pagar la luz, el gas
y son criticados por tener un autito que les permite atender, en algunos casos,
más de una parroquia y atender a los enfermos, algunos a distancias exorbitantes.
María,
Madre de la Iglesia, ruega por nosotros.
Benedicto XVI,
Repercusiones de su muerte
He
sido testigo de la muerte de cuatro Papas, en mi más de medio siglo de vida. De
los dos primeros tengo vagos recuerdo ya que estaba en plena infancia. Sin
embargo, recuerdo la Misa y la homilía de aquel Domingo 6 de agosto de 1978
donde el padre Osvaldo de Perpetuo Socorro, recordaba al Papa recién fallecido.
Aunque, ciertamente, yo estaba más preocupado y atento a los regalos que me
habían hecho por el día del niño, como se decía correctamente en aquel tiempo.
Al
poco tiempo entrando a la mañana a la habitación de mis padres, escuche en la
radio portátil la voz de Héctor Larrea contando que el Papa, recientemente
coronado, había muerto. También recuerdo ver sus funerales por la televisión de
2º pulgadas blanco y negro. Todo muy lejano para esa época y para nuestra edad,
ya que no comprendíamos totalmente lo que estaba sucediendo, ni el impacto en
la fe que tenía el Sucesor de Pedro.
Veintiséis
años después, luego de la Semana Santa y después de aquel Domingo de Pascua,
donde el Papa Juan Pablo, con el que habíamos crecido en la fe y en la vida,
quiso y no pudo dar su último saludo. Vinieron días de congoja y de vigilia del
pueblo entero verdaderamente cristiano. El canal verdaderamente católico EWTN,
con otra tecnología, nos hacía vivir y rezar junto aquella comunidad que estaba
en Roma y aquel Sábado de la Octava de Pascua escuchamos en vivo y en directo
al entonces Arzobispo, hoy Cardenal Sandri dar la triste noticia: "Nuestro
Santo Padre Juan Pablo II ha regresado a la casa del Padre". Había
muerto el Papa, caímos en tierra con mis padres y rezamos con toda la Iglesia,
en especial los que estaban en Roma, una multitud.
Culminaba
un pontificado que nos había marcado demasiado, quizás el primero donde la
presencia mediática había sido tan fuerte. Lo habíamos visto de cerca en sus
visitas, habíamos leído una y otra vez parte de su rico magisterio. Sus
funerales fueron proporcionales a todo esto y por eso no son comparables con
ningún otro, que quede claro.
Llegó
luego Benedicto XVI y la Iglesia parecía terminar de tomar el rumbo que debía,
había que sellarle las fisuras y graves aberturas por donde estaba haciendo
agua, se puso manos a la obra pero la resistencia fue demasiado grande y las
fuerzas se acababan y vaya a saber cuántas cosas más pasaron que más temprano
que tarde Benedicto tuvo que renunciar. Los insomnios no son para mí la única causa
de su renuncia o en tal caso habrá que ver la causa de los mismos.[9]
Una de las primeras cosas que afrontó de parte
de la mass media anti católica, fue ese tilde de su ser no carismático, su
frialdad, pero pronto muy pronto eso quedo desarticulado para los buenos observadores.
En la memorable jornada mundial de la juventud en Colonia y en cada encuentro
de los jóvenes con él. Cada día nos encontramos con testimonios de personas
jóvenes que vuelven a insistir que con Benedicto volvieron a la Fe y sin que
este haya hecho discursos que encantan a las serpientes, sin que dijera lo que
el mundo quiere oír. Todo lo contrario, predicó oportuna e inoportunamente la
Verdad.
Casi
diez años de aquel febrero trágico para la Iglesia, que él seguía sirviendo en el
silencio y la oración, con intervenciones mínimas pero oportunas y certeras,
aunque a veces ninguneadas como su aporte sobre la pedofilia en el encuentro
convocado por Francisco. Su salud sabíamos que estaba debilitada pero nadie
intuía que hubiera un desenlace tan presto, hasta su secretario hubo de volver desde
Alemania para estar en sus últimos momentos. Un comentario del Papa Francisco,
obligó a prensa vaticana a decir que Benedicto estaba ya grave y que eran sus
últimos días, comenzaron muchos a viajar a la Ciudad Eterna para acompañar en
la agonía al Buen Pastor que la providencia nos dio. Confirmada su muerte y comenzado su velorio,
en un horario mezquino, fue inmensa la cantidad de personas que se acercaron a
dar el último adiós.
Piquet,
la periodista progresista de La Nación, se desgastó en intentar comparar con el
funeral de Juan Pablo II y aclarando que muchos fueron sorprendidos e iban a la
Basílica como un paseo turístico, pero los números constantes en los tres días
y la cantidad de personas que hubo en el funeral e incluso muchas declaraciones
la desmentían. Hay un interés de la gente sencilla, la gente de fe profunda, de
recordar en Benedicto al Pastor que nos ha confirmado en ella. Un hecho que paso
desapercibido para estos periodistas tan ávidos a denostar la figura del
insigne Papa, ha sido la concurrencia masiva en la Catedral Metropolitana durante
la Misa funeral celebrada por el Cardenal primado. Me pareció significativo ver
muchas comuniones de rodillas (el ministro de muchas de ellas era el Arzobispo
proteño), sin duda la correcta liturgia y el fe Eucaristica ha sido el gran
legado de Benedicto.
Si la figura de Cristo, el Redentor de los
hombres, fue la línea del Pontificado de Juan Pablo, la fe en Él es la del de
Benedicto. Estaba convencido que la crisis de la Iglesia es una crisis de fe
del Pueblo de Dios y de sus pastores.
Hoy
nos quedan sus obras, que estoy seguro que serán fuente de sabiduría para
varias generaciones, su amor a la liturgia y su preocupación para que ella
cumpla la función que tiene en la Iglesia, que es permitir el encuentro con
Cristo que en ella se ofrece por nuestra salvación. Nos quedan sus homilías,
sus discursos, que iluminan y acercan a Cristo. Su legislación en liturgia, aunque
hoy haya sido abrogada sin sentido, ha hecho mucho bien a la Iglesia y deja un
legado que es muy difícil volver atrás. La Tradición está verdaderamente
custodiada en los jóvenes sacerdotes, mientras que los progresistas se
extinguen más rápida que lentamente.
No
nos encontramos entre quienes reclaman una canonización exprés, no creemos en
estos tiempos que eso sea bueno y de hecho estamos convencidos de que esto
afecta a algunas últimas beatificaciones, que no han sido estudiadas
debidamente y se han dado más por capricho. Esta toma de posición no desmerece
el sentimiento que muchos tenemos sobre la santidad de Benedicto XVI, creo que
con un estudio muy profundo y sincero le dará mayor esplendor a su persona y a
como en él brilló la Luz de Cristo.
Terminamos
con la misma oración que nuestro humilde homenaje[10]: “Santo Padre Benedicto
XVI, descanse en paz, y cuando se encuentre con Cristo pídale por la Iglesia y
por nosotros, que María Santísima le acompañe y pronto puedas disfrutar de la
Gran Liturgia del Cielo, que tanto anhelaste buscando que la del suelo a ella
se parezca”.
De la Pastoral de la
Escucha al desafío de encontrar un confesor
Un
slogan de esta iglesia sinodal que vivimos es, que debemos ser una Iglesia de
la escucha, hay hasta cursos para la pastoral de la escucha, se le llama
incluso ministerio de la escucha. Tomado de toda esta moda de la escucha activa
y la empatía, que en lo práctico no está mal, pero que hay que evaluar algunas
cosas de tipo filosófico. Claramente hay mucha necesidad de escucha y del don de consejo.
Me
contaba un amigo que en la ciudad de Buenos Aires recorrió durante varios días,
algunas parroquias en horario cercano a la Misa vespertina sin conseguir un
solo sacerdote sentado en el confesionario o en el Templo con vestimenta
adecuada. Fue a Santuarios, Basílicas y nada. Hasta en el Santuario de San
Cayetano a las 19 hs. estaba cerrado totalmente. ¿Acaso no es este sacramento,
el sacramento de la escucha por excelencia?
No
voy a realizar ningún juicio franciscano, pero si diferir en pos del bien del
alma penitente la absolución es un delito ¿Qué será la imposibilidad de
escucharla en el momento que necesita la gracia? Hay almas que entran a rezar y
sienten ese impulso por volver a Dios después de mucho tiempo, pero no hay
nadie para acercarles la Misericordia, de la que se cansan de hablar desde la
cátedra. ¿Volverá esa alma a Dios o nunca más lo intentará?
Como
contrapartida un joven sacerdote agradece haber podido confesar 18 hs. seguidas
inspirado en los santos. En estos días en la costa había muchos confesores y
pude ver la avidez por el sacramento de los fieles comunes.
Recemos
por nuestros pastores y por su ministerio, para que puedan centrarlo en la vida
sacramental del pueblo de Dios, que tanta falta nos hace.
¿De las Virtudes, Ni Hablar
no?
Inundó
estos días, los medios de comunicación, el juicio del chico asesinado en Villa
Gesell hace tres años. Un caso horrendo, aunque debemos decir que es una
situación que está al orden del día, pero este caso terminó mal y tuvo mucha
prensa.
En
esto hay que decirlo, también hay temas tratados a discreción. Algunos
asesinatos ya sea por la víctima, ya sea por los victimarios son de interés
público y otros no. Recuerdo que cuando fue el asesinato de Cabezas, un
futbolista se negó a usar el cartelito de rigor que le imponían, porque decía
que también quería que nos acordáramos de un padre y su hijo que fueron
quemados vivos en su auto en Puente 12 y nadie hablaba de ellos. Hace apenas
unos días un joven creo que venezolano fue asesinado en un boliche de Palermo…
ya nadie se acuerda de él.
Lucio,
un niño asesinado por su madre y su “pareja” homosexual, también es olvidado y
se está llevando el juicio en silencio, aunque se está tratando un proyecto de
ley para que los docentes sean capacitados para que detecten con más rapidez
estos casos. Habrá que ver si no se deforma como Micaela asesinada por no
querer abortar y se usa su nombre para promover toda la ideología de género,
donde el aborto es su principal caballito de batalla.
Pero
volvamos a este caso, que tiene aristas importantes, primero desnuda un hecho
que ocurre diariamente en la sociedad y si bien siempre ha habido discusiones y
peleas a la salida de los boliches, antros de perdición en el 1900 y en el
2022, la violencia ha ido en crecimiento y la principal razón es que la vida ya
no tiene valor, ni en el seno materno ni en ningún otra etapa de la vida. La
segunda es que la droga y el alcohol están haciendo desastres entre los jóvenes
y los ya no tan jóvenes.
La
tercera es que las pasiones están desatadas y no educamos en virtudes. La
virtud es una palabra olvidada en los medios, en la familia, en las escuelas,
hasta en la Iglesia. Es un hábito negado al hombre de nuestro tiempo, un tiempo
que desconoce el bien y el mal. En la dictadura del relativismo se desconoce el
bien y como consecuencia lógica se hunde la vida en el mal, a sabiendas o no.
No es cuestión de valores, es cuestión de educar en la virtud, en los hábitos
que llevan al bien y que “hacen bueno a quien la posee”. Virtudes como
prudencia, templanza, fortaleza (del espíritu), son absolutamente necesarias y
su ausencia son, sin duda, causas de estos desastres que estamos viviendo, el
caso de Fernando es un ejemplo y los casos de violencia familiar o domestica,
ya que muchas veces no son familias en sentido estricto. Las pasiones del
hombre están desordenadas y no tienen herramientas para controlarlas.
Hay
dos cosas más que me gustaría observar. Una es como muchas veces aparece la
lucha de clases. El odio a los asesinos de Fernando no es tanto por lo que
hicieron sino por ser parte de una clase social alta, de un deporte de elite y
es justamente lo que lo ha puesto en un lugar central en la vida social
argentina. Esta lucha de clases es fundamento de la ideología de género, que
busca oponer a la mujer contra el hombre.
Vemos
también como surge el odio, cuando una persona de las fuerzas de seguridad
actúa imprudentemente con resultados trágicos. Odio a todas las fuerzas de
seguridad por un estúpido que no supo contenerse, aunque también se expresa
cuando uno cumple con su deber. Esto es fruto de la ideología marxista de los
últimos cuarenta años.
Un
último punto, es esta moda de pedir justicia, entendiendo a esta como la que
nosotros queremos y no la que corresponde, expresión más de venganza y
subjetivismo que de verdad y justicia.
En
todos los órdenes la medida para decir que se hizo justicia parece ser los
derechos de cada uno sin tener en cuenta lo objetivo. No extraña estas cosas,
cuando el derecho y la legislación ha perdido el norte y la ley positiva se
pone por encima del Orden y la Ley natural, establecidos por Dios. Pero esto es
solo la puerta, porque hoy por encima de la ley, incluso positiva, está la
idolatría de los “derechos” reales o supuestos. El individuo por encima del
orden social, del bien común y hasta del Orden y Ley Natural.
No
se confundan, no soy parte del abolicionismo perverso, pero tampoco del juicio
social y mediático por encima de una justicia, que ciertamente deja mucho que
desear. Hablo de no opinar sobre minutos de video y expertos interpretando y no
folios y folios de una causa que puede estar bien o mal armada. ¡Cuidado con
los juicios temerarios!
¡Ni
absolución, ni perpetúa por sentimentalismo! La pena justa por hechos probados,
para cada caso.
Pero
volvamos a un punto central, la educación en la virtud. Que la templanza, la
prudencia y fortaleza del espíritu sean para nuestros jóvenes un camino a
seguir, para nuestras familias un deber a enseñar, para nuestras comunidades
católicas una catequesis permanente.
Pero
algo más, el hombre virtuoso debe evitar estos antros de perdición, nada bueno
hay en ellos y las consecuencias de sus males están a la vista cada madrugada
de sábado o Domingo.
San
Juan Bosco reza por nuestros Jóvenes, María Auxilia a las familias y
comunidades para que sepamos educar en la virtud que regula las pasiones y las
ordena al verdadero bien del hombre.
Supla
la Gracia, la enorme deficiencia de la pluma.
Marcelo Grecco
Director
El Caballero de Nuestra Señora
[1]
MOTU PROPRIO “TRA LE SOLLECITUDINI” San Pío X I
(En adelante TLS)
[2] SC
121
[3] TLS
Introducción
[4]
TLS Introducción
[5]
Discurso a los participantes en la asamblea
general de la Asociación italiana Santa Cecilia, 18 de septiembre de 1968:
Insegnamenti VI (1968) 479.
[6]
Quirógrafo del Sumo Pontífice Juan Pablo Ii en el
Centenario Del Motu Proprio "Tra Le Sollecitudini" Música Sacra 4
[7]
Recomendamos la lectura del Espíritu de la Liturgia de Joseph Ratzinger y lo
dicho al respecto
[8]
Ídem
[9]
Salió estos días una versión que dice que Benedicto escribió en una carta que
renunció por estos insomnios.
[10] https://buenobelloverdadero.blogspot.com/2022/12/adios-benedicto-xvi.html
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