In Memoriam: Padre Miguel Fernando Sacco

En la fiesta se San Pio de Pietracina, de quien era gran devoto, partió a la Casa del Padre un gran sacerdote. Un pastor que siempre nos apoyo en esta obra evangelizadora, el querido padre Miguel Sacco. No podemos, no queremos dejar pasar estos días sin dejar de rendir nuestro homenaje a este gran sacerdote. 

Habíamos pensado hacerlo con su propia pluma, con el relato de su vocación. Los cambios de estos últimos dos años, hicieron que no pudieramos encontrar el documento para transcribirlo. Trataremos de hacerlo con los recuerdos que tenemos de aquel escrito y de nuestra corta, pero bella relación con él.

El padre Sacco nace en un año demasiado especial para la argentina, el año del Congreso Eucarístico Internacional que tanto bien ha hecho a la Iglesia y a la Argentina. Y un día muy especial para nosotros, ya que coincidirá con el nacimiento de dos grandes sacerdotes de la Argentina, el padre Leonardo Castellani y nuestro querido Padre Carlos Lojoya, un 16 de noviembre, además en nuestro Versailles se celebraba la segunda gran fiesta Patronal de la Parroquia de Nuestra Señora de la Salud, guiada por el Padre Menvielle.

Se caso y tuvo hijos, hizo una vida común hasta que falleció su mujer. El padre recuerda que un tiempo después de que quedará viudo, paso a darle el pesame, por su casa de Haedo el Obispo de Viedma Monseñor Hesayne, su amigo. Este le celebro la Misa en su casa, en sufragio por el alma de su mujer,  para lo cual le pidió una copa digna para usarla como Cáliz y le aclaro que desde ese día no iba a poder darle otro uso. Con el tiempo, luego de conversaciones, oración y meditación, descubre su nueva vocación. El el Obispo de Viedma, el 19 de marzo de 1992  fiesta de San José,  lo ordena sacerdote, con la presencia de su entrañable amigo el padre Néstor Sato, a quien le reconoció siempre su maestro,  le escuche decir, "gracias al padre Sato, soy lo que soy". Su Cáliz de ordenación será aquella copa consagrada por el Obispo amigo en su casa.

Se incardina en la Arquidiocesis de Buenos Aires, y le es encomendada la capellanía de las Hermanas de Nuestra Señora de la Caridad del Buen Pastor, en caballito y en esa hermosa Iglesia fuimos muchos de la comunidad de la Visitación a escuchar Misa  y participar de algunas actividades de oración y formación. En 1996 el Cardenal Quarracino, ante el deseo de las hermanas de abandonar cierta parte de las instalaciones, llega a un acuerdo con ellas y la erige como Parroquia, con el objeto de crear ahí un centro de promoción vocacional. El padre queda solo con la capellanía hasta que , pide permiso para ausentarse e ir a vivir a San Rafael, a la Casa Madre del Instituto del Verbo Encarnado. Alli tambien están sus hijos y sus nietos.

En su nuevo hogar, pudo acompañar a seminaristas en la guía espiritual, a las hermanas. Su salud no era buena, pero daba lo mejor de él en su sacerdocio. Con Cristo Sacerdote, se crucificó para el bien de las almas.

Recuerdo la enorme alegría que tenía cuando Monseñor Erba ordeno 49 sacerdotes del IVE y su sonrisa picara porque en Lujan el Obispo de Segni había planteado, de motu propio, claramente porque el Verbo no tenía más casas en la Argentina. En aquel lugar fue donde nos animo a continuar con esta pequeña obra, que por entonces recién empezaba.

Le supimos un gran confesor, un gran guía espiritual de almas, devoto de la Virgen y del padre Pío. Fue Sacerdote de Jesucristo, para el bien de las almas. Tuvo corazón de padre, que dio vida a una familia y que el Señor le pidió ampliarla, aquellos hijos de sangre fueron luego multiplicados en muchísimos engendrados en el espíritu. Tuvo corazón de Pastor, que guío por el buen camino, que llevo a los pastos verdes de Cristo. Tuvo la valentía de un Titan, como lo llaman sus nietos, para afrontar las vicisitudes de la vida, para llevar adelante la enfermedad, para contagiar su alegría, a pesar de todo.



Hoy reza, como siempre, por nosotros, pero hoy ya lo hace en Cara a Cara con el Señor. Lo imaginamos que está en ese lugar del Cielo, que inauguró Marcelo Morcella y que le siguieron el padre Carlos, el padre Constantini y tantos otros, la casa del Cielo, en el Verbo Encarnado.

Su cuerpo espera ya la Resurrección final, en ese lugar que el eligió vivir, la Finca, como la llamamos los que amamos al IVE. 

Terminemos este homenaje, incompleto y que hubiese merecido mejor pluma, con su poesía a ese lugar donde desplegó su sacerdocio entre futuros sacerdotes, por quienes pedimos el don de la fidelidad.




"No hay lugar como la Finca,

aquí se vive feliz,

y aunque el día esté nublado,

nunca su cielo esta gris.

 

No hay lugar como la Finca,

con sus días y sus noches,

vividos con alegría,

hasta llegar al derroche.

 

No hay lugar como la Finca,

donde la naturaleza,

despliega todo su encanto,

bajo su manto de estrellas.

 

Chacarera, chacarera,

chacarera de la Finca,

no existe lugar que sea,

más alegre en esta vida.

 

No hay lugar como la Finca,

porque en ella está Jesús

y su Madre Dolorosa,

velando junto a la Cruz.

 


No hay lugar como la Finca,

y perdone que le insista,

es por eso que la encuentra,

llena de seminaristas."



Marcelo Eduardo Grecco

24 de septiembre de 2020

Fiesta de Nuestra Señora de la Merced

Comentarios

Entradas populares de este blog

Una Antorcha Encendida (Primera Parte)

Una Antorcha Encendida (Tercera y última parte)

A Noventa Años del Comienzo del Apostolado Parroquial del Padre Julio Menvielle