Al cumplirse un nuevo aniversario del natalicio del padre Jon Garate y a poco más de dos meses del retorno a la Casa del Padre de la autora de este artículo, mi querida madrina, Alicia Casanova de Cabriza, discípula y amiga del querido padre, a quien nunca dejó de agradecer sus enseñanzas. Al escribir este artículo, todavía no había obtenido el doctorado, pero con gran empeño lo obtuvo, siguiendo los lineamientos de su maestro, por eso hemos querido mencionarla con el mismo, sabiendo que el padre, al igual que sus seres queridos, ha de tener el sano orgullo del logro. Ella, con su generosidad habitual, engalanó a nuestra publicación hace ya muchos años con este recuerdo, sino que a su vez nos dio autorización para que lo publicáramos en las páginas y redes de la Revista. Vaya pues como recuerdo a quién ayudo a crecer en la fe a mi madrina, la que junto a mis padres y a mi padrino pidieron y que acompaño siempre, dando testimonio hasta el último momento. Quedará atesorado el ú...
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