Pastores con olor a Pastores: Cuarenta Años de Eternidad del Padre Castellani


 Breves serán nuestras palabras para homenajear a un grande como el Padre Castellani, silenciado durante años y realzado por el querido Cardenal Quarracino, que lo consideraba uno de los tres sacerdotes claves de su tiempo en Argentina, (los otros eran Castellani y Francheschi). Por supuesto que los homenajes que Quarracino hizo a estos hombres quedaron en un vacío para su sucesor. 

Fue Castellani muchas cosas, pero por sobre todo fue sacerdote. Sacerdote sin doblez, sacerdote de Cristo, amante de la Iglesia, a pesar que su jerarquía le hizo sufrir muchísimo.

Fue, como corresponde a un buen sacerdote, un patriota.

Te aconsejamos, lector amigo, que busques sus obras, desde sus fábulas de camperas hasta sus estudios de psicología y filosofía. Te dejamos dos oraciones, de su libro "El libro de las oraciones" y una hermosa poesía del querido Dr. Antonio Caponnetto.

Pedimos a la Inmaculada y a San José que la Argentina, a pesar de sus seminarios, pueda tener muchos y santos sacerdotes como él.



Inmaculada

Madre de Dios y mía, mi pariente

Según la carne mísera de Adán

Según la nueva carne ya inocente

Que víctima hará tu Hijo, verbo y pan.

 

Restauración del pétalo esplendente

Que Dios creó viviente tulipán

En donde hundió su diente la serpiente

Y su veneno inoculó Satán.

 

Eva, Judit, Agar, Lucrecia, Olimpia

Dios eligió una carne y la hizo limpia

Y de esa carne en flor quiso nacer.

 

Flor de la humanidad ya esperanzada

Unida ya con Dios y levantada

Hasta los cielos por una mujer.

 


A San José

 

Dice Santa Teresa, oh patriarca

—y es bien creerla, que ella no mentia—

que alcanza todo quien en Ti se fía

y ella se pone de garante marca.

 

Oh -patrocinio de la sacra barca

tutor de Dios, esposo de María

te doy mi vida en esta travesía

peor que el Egipto y el sangriento exarca.

 

Oh el más feliz esposo y padre, el mundo

quiere matar al niño Dios que abrigo

o anegarme en horrores si resisto.

 

Por el desierto solo y sitibundo

sin brújula, sin guía, y sin amigo

la antigua estrella tropezando sigo, . .

 

Dame una buena muerte o dame a Cristo.




A Castellani

No te hacen rey los ciegos en su tierra de sombras,

antes, por ver más alto, te deponen y abdicas.

No te libran de herrajes sin cantando Lo nombras,

ruiseñor: te fusilan y te clavan las picas.

 

 

Kirkegord lo sabía y también Benavides

algo más Juan de Yepes del sagrado lagar,

lo vio el rústico Sancho en sus últimas lides,

es destino de muerte la vida singular.

 

 

Fue el dolor por Manresa a visitar tu noche

y hacia Jauja partías llevando el silabario

del misterio gozoso que te daba en derroche

la gracia de la lumbre brotada en el Calvario.

 

 

La palabra más sabia reía sin elipsis,

en el orden sutil de secular gramática

hablando de Lugones o del Apocalipsis

te era clara, festiva, profética y dramática.

 

 

Los nobles de Agathaura se sostienen con brío,

sin arriar la divisa contra el poder mundano,

ha crecido la Orden del Ermitaño Urbano

y  cristóbales surgen del hontanar vacío.

 

 

Un envío te llegue desde esta peripecia,

desde esta soledad cimarrona y cetrina,

ruega al Padre que salve del diluvio a la Iglesia,

pide al Hijo que reine en la patria argentina.

Antonio Caponnetto


Comentarios

Entradas populares de este blog

Una Antorcha Encendida (Primera Parte)

Una Antorcha Encendida (Tercera y última parte)

A Noventa Años del Comienzo del Apostolado Parroquial del Padre Julio Menvielle