“Dios no lo Quiere”
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Estas pequeñas palabras son en sí misma una clase de catequesis, máxime cuando las mismas han sido dichas por una jovencita que se enfrentaba a alguien a quien consideraba un gran amigo que la invitaba primero y luego le exigía cometer un pecado. ¡Pecado! Sí, pecado porque la invitaba a realizar un acto contrario a la voluntad de Dios. Esa es la esencia del pecado, y si por el sobrevienen sobre el hombre todos los males y todas las infelicidades, podemos descubrir que la felicidad está en hacer lo que Dios quiere y manda. Pero si solo miramos en una línea horizontal o, pero aún miramos para el suelo, estamos muy lejos de poder alcanzarla, nuestra mirada debe superar la mediocridad terrena y ver la plenitud del amor de Dios. ¡Cuánto nos cuesta mirar hacia el Cielo, hacia la verdadera felicidad! ¡Cuánto nos cuesta ser verdaderamente felices! Santa María Goretti, nos enseña a su corta edad, que la verdadera felicidad solo es posible cuando uno se somete a la Voluntad de...